miércoles, 22 de enero de 2014

I Samuel 18, 6-9. Los que en Dios consiguen victorias, el mal los mira con malos ojos!
















Todo el pueblo lo quería, incluso los oficiales de Saúl. Cuando David volvió con el pueblo después de haber derrotado al filisteo, las mujeres salieron de todas las ciudades de Israel al encuentro del rey Saúl, con tambores y arpas y con gritos de alegría.
Las mujeres cantaban: «Saúl mató a mil, y David a diez mil.»
Saúl se enojó mucho y el refrán no le gustó, pues comentó: «A David le han dado diez mil, y a mí me dan sólo mil; ahora, lo único que le falta es el reino.»

A partir de ese día, Saúl miró a David con malos ojos.



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