martes, 31 de diciembre de 2013

Números 6, 22-27. ¡Yavé te bendiga y te guarde!














Yavé dijo también a Moisés:
«Di a Aarón y a sus hijos: Así bendecirán a los hijos de Israel. Dirán:
«¡Yavé te bendiga y te guarde!
¡Yavé haga resplandecer su rostro sobre ti y te mire con buenos ojos!

¡Yavé vuelva hacia ti su rostro y te dé la paz.»
Es así como ellos pondrán mi Nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.

Lucas 2, 16-21. Los pastores regresaron alababando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído!













Fueron apresuradamente y hallaron a María y a José con el recién nacido acostado en el pesebre.
Entonces contaron lo que los ángeles les habían dicho del niño.
Todos los que escucharon a los pastores quedaron maravillados de lo que decían.
María, por su parte, guardaba todos estos acontecimientos y los volvía a meditar en su interior.
Después los pastores regresaron alababando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, tal como los ángeles se lo habían anunciado.
Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, nombre que había indicado el ángel antes de que su madre quedara embarazada.




lunes, 30 de diciembre de 2013

I Juan 2, 17-25. Pasa el mundo con todas sus codicias, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre!



 









Pasa el mundo con todas sus codicias, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Hijitos, es la última hora, y han oído que va a venir un anticristo. Pero ya han venido varios anticristos, por lo cual conocemos que es la última hora.

Esa gente salió de entre nosotros, pero no eran de los nuestros; si hubieran sido de los nuestros, se habrían quedado con nosotros. Así es como descubrimos que no todos son de los nuestros.
Pero ustedes tienen esa unción que viene del Santo, por lo que todos tienen ya conocimiento.
Les escribo, no porque no conozcan la verdad, sino porque la conocen y porque la mentira no puede salir de la verdad.
¿Y quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el mentiroso, el que niega a la vez al Padre y al Hijo.
Pues el que niega al Hijo, ya no tiene al Padre; y el que reconoce al Hijo tiene también al Padre.
Permanezca en ustedes lo que oyeron desde el principio; si permanece en ustedes lo que oyeron desde el comienzo, también ustedes permanecerán en el Hijo y en el Padre.
Esta es la promesa que él mismo prometió, y que es la vida eterna.



domingo, 29 de diciembre de 2013

I Juan 2, 12-17. Pasa el mundo con todas sus codicias, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre!




 







Esto les escribo, hijitos: ustedes recibieron ya el perdón de sus pecados.
Esto les escribo, padres: ustedes conocen al que es desde el principio. Esto les escribo, jóvenes: ustedes han vencido al Maligno.
Les he escrito, hijitos, porque ya conocen al Padre. Les he escrito, padres, porque conocen al que es desde el principio. Les he escrito, jóvenes, porque son fuertes, la Palabra de Dios permanece en ustedes y ya han vencido al Maligno.
No amen al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Pues toda la corriente del mundo, -la codicia del hombre carnal, los ojos siempre ávidos, y la arrogancia de los ricos-, nada viene del Padre, sino del mundo.

Pasa el mundo con todas sus codicias, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.


Lucas 2, 26-32. Nuestro salvador, luz que se revelará a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel!







Había entonces en Jerusalén un hombre muy piadoso y cumplidor a los ojos de Dios, llamado Simeón. Este hombre esperaba el día en que Dios atendiera a Israel, y el Espíritu Santo estaba con él.
Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no moriría antes de haber visto al Mesías del Señor.
El Espíritu también lo llevó al Templo en aquel momento. Como los padres traían al niño Jesús para cumplir con él lo que mandaba la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios con estas palabras:
Ahora, Señor, ya puedes dejar que tu servidor muera en paz como le has dicho.
Porque mis ojos han visto a tu salvador, que has preparado y ofreces a todos los pueblos, luz que se revelará a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel.



sábado, 28 de diciembre de 2013

Salmos 127. Feliz el hombre que con tales flechas ha llenado su aljaba, cuando a la puerta vayan a litigar, sus contrarios no los harán callar!













Si el Señor no construye la casa en vano trabajan los albañiles; si el Señor no protege la ciudad, en vano vigila el centinela.
En vano te levantas tan temprano y te acuestas tan tarde, y con tanto sudor comes tu pan: él lo da a sus amigos mientras duermen.
Un regalo del Señor son los hijos, recompensa, el fruto de las entrañas.
Como flechas en manos del guerrero son los hijos de la juventud.

Feliz el hombre que con tales flechas ha llenado su aljaba, cuando a la puerta vayan a litigar,
sus contrarios no los harán callar.



Mateo 2, 19-23. Lo llamarán ''Nazoreo''











Después de la muerte de Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo:
«Levántate, toma contigo al niño y a su madre y regresa a la tierra de Israel, porque ya han muerto los que querían matar al niño.»
José se levantó, tomó al niño y a su madre, y volvieron a la tierra de Israel.
Pero al enterarse de que Arquelao gobernaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Conforme a un aviso que recibió en sueños, se dirigió a la provincia de Galilea y se fue a vivir a un pueblo llamado Nazaret. Así había de cumplirse lo que dijeron los profetas: Lo llamarán ''Nazoreo''.






viernes, 27 de diciembre de 2013

Mateo 2, 13-18. La palabra de Dios se cumple!










Después de marchar los Magos, el Ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para matarlo.»
José se levantó; aquella misma noche tomó al niño y a su madre, y partió hacia Egipto,
permaneciendo allí hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que había anunciado el Señor por boca del profeta: Llamé de Egipto a mi hijo.
Herodes se enojó muchísimo cuando se dio cuenta que los Magos lo habían engañado, y fijándose en la fecha que ellos le habían dicho, ordenó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y sus alrededores.

Así se cumplió lo que había anunciado el profeta Jeremías:
En Ramá se oyeron gritos, grandes sollozos y lamentos: es Raquel que llora a sus hijos: éstos ya no están, y no quiere que la consuelen.


jueves, 26 de diciembre de 2013

I Juan 1, 1-10. Dios es luz y que en él no hay tinieblas. Si caminamos en la luz en comunión unos con otros y la sangre de Jesús, el Hijo de Dios, nos purifica de todo pecado!











Aquí tienen lo que era desde el principio, lo que hemos oído, y lo hemos visto con nuestros ojos, y palpado con nuestras manos, -me refiero a la Palabra que es vida.
Porque la vida se dio a conocer, hemos visto la Vida eterna y hablamos de ella, y se la anunciamos, -aquella que estaba con el Padre y que se nos dio a conocer.
Lo que hemos visto y oído se lo anunciamos también a ustedes para que estén en comunión con nosotros, pues nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo.
Y les escribimos esto para que sea mayor nuestra alegría.
Este es el mensaje que hemos recibido de él y que les anunciamos a ustedes: que Dios es luz y que en él no hay tinieblas.
Si decimos que estamos en comunión con él mientras caminamos en tinieblas, somos unos mentirosos y no estamos haciendo la verdad.
En cambio, si caminamos en la luz, lo mismo que él está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, el Hijo de Dios, nos purifica de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos estamos engañando a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
Pero si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad.
Si dijéramos que no hemos pecado, sería como decir que él miente, y su palabra no estaría en nosotros.



Juan 20, 1-23. Y a si se cumplen las escrituras!









El primer día después del sábado, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, y vio que la piedra que cerraba la entrada del sepulcro había sido removida.
Fue corriendo en busca de Simón Pedro y del otro discípulo a quien Jesús amaba y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Pedro y el otro discípulo salieron para el sepulcro.
Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro.
Como se inclinara, vio los lienzos tumbados, pero no entró.
Pedro llegó detrás, entró en el sepulcro y vio también los lienzos tumbados.
El sudario con que le habían cubierto la cabeza no se había caído como los lienzos, sino que se mantenía enrollado en su lugar.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero, vio y creyó.
Pues no habían entendido todavía la Escritura: ¡él "debía" resucitar de entre los muertos!
Después los dos discípulos se volvieron a casa.
María se quedaba llorando fuera, junto al sepulcro. Mientras lloraba se inclinó para mirar dentro
y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro a los pies.
Le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?» Les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.»
Dicho esto, se dio vuelta y vio a Jesús allí, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dijo: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella creyó que era el cuidador del huerto y le contestó: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo me lo llevaré.»
Jesús le dijo: «María». Ella se dio la vuelta y le dijo: «Rabboní», que quiere decir «Maestro».
Jesús le dijo: «Suéltame, pues aún no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes.»
María Magdalena se fue y dijo a los discípulos: «He visto al Señor y me ha dicho esto.»
Ese mismo día, el primero después del sábado, los discípulos estaban reunidos por la tarde, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Llegó Jesús, se puso de pie en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!» 
Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron mucho al ver al Señor.
Jesús les volvió a decir: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envío a mí, así los envío yo también.»
Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo:
a quienes descarguen de sus pecados, serán liberados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos.»




miércoles, 25 de diciembre de 2013

Isaías 52, 7-10. Verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios!












Qué bien venidos, por los montes, los pasos del que trae buenas noticias, que anuncia la paz, que trae la felicidad, que anuncia la salvación, y que dice a Sión: «¡Ya reina tu Dios!»
Escucha, tus centinelas alzan la voz y juntos gritan jubilosos, por lo que han visto con sus propios ojos: ¡Yavé regresando a Sión!
Griten de alegría, ruinas de Jerusalén, porque Yavé se ha compadecido de su pueblo y ha rescatado a Jerusalén.
Yavé, el Santo, se ha arremangado su brazo a la vista de las naciones, y han visto, hasta los extremos del mundo, la salvación de nuestro Dios.






Hechos 1, 1-9. solamente el Padre tenía autoridad para decidir!













En mi primer libro, querido Teófilo, hablé de todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar.
Al final del libro, Jesús, lleno del Espíritu Santo, daba instrucciones a los apóstoles que había elegido y era llevado al cielo.
De hecho, se presentó a ellos después de su pasión, y les dio numerosas pruebas de que vivía. Durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de Dios.

En una ocasión en que estaba reunido con ellos les dijo que no se alejaran de Jerusalén y que esperaran lo que el Padre había prometido. «Ya les hablé al respecto, les dijo:
Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días.»
Los que estaban presentes le preguntaron: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el Reino de Israel?»

Les respondió: «No les corresponde a ustedes conocer los plazos y los pasos que solamente el Padre tenía autoridad para decidir.
Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo cuando venga sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los extremos de la tierra.»

Dicho esto, Jesús fue levantado ante sus ojos y una nube lo ocultó de su vista.



Juan 1,1-18. Jesús la luz verdadera, la luz que ilumina a todo hombre.










En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba ante Dios, y la Palabra era Dios.
Ella estaba ante Dios en el principio.
Por Ella se hizo todo, y nada llegó a ser sin Ella. Lo que fue hecho
tenía vida en ella, y para los hombres la vida era luz.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron
Vino un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino para dar testimonio, como testigo de la luz, para que todos creyeran por él.
Aunque no fuera él la luz, le tocaba dar testimonio de la luz.
Ella era la luz verdadera, la luz que ilumina a todo hombre, y llegaba al mundo.
Ya estaba en el mundo, este mundo que se hizo por Ella, o por El, este mundo que no lo recibió.
Vino a su propia casa, y los suyos no lo recibieron;
pero a todos los que lo recibieron les dio capacidad para ser hijos de Dios. Al creer en su Nombre
han nacido, no de sangre alguna ni por ley de la carne, ni por voluntad de hombre, sino que han nacido de Dios.
Y la Palabra se hizo carne, puso su tienda entre nosotros, y hemos visto su Gloria: la Gloria que recibe del Padre el Hijo único, en él todo era don amoroso y verdad.
Juan dio testimonio de él; dijo muy fuerte: «De él yo hablaba al decir: el que ha venido detrás de mí, ya está delante de mí, porque era antes que yo.»
De su plenitud hemos recibido todos, y cada don amoroso preparaba otro.
Por medio de Moisés hemos recibido la Ley, pero la verdad y el don amoroso nos llegó por medio de Jesucristo.

Nadie ha visto a Dios jamás, pero Dios-Hijo único nos lo dio a conocer; él está en el seno del Padre y nos lo dio a conocer.


jueves, 19 de diciembre de 2013

Isaías 7, 10-14. La joven está embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel, es decir: Dios-con-nosotros!














Yavé se dirigió otra vez a Ajaz, por medio de Isaías, que le dijo:
«Pide a Yavé, tu Dios, una señal, aunque sea en las profundidades del lugar oscuro o en las alturas del cielo.»
Respondió Ajaz: «No la pediré, porque no quiero poner a prueba a Yavé.»
Entonces Isaías dijo: «¡Oigan, herederos de David! ¿No les basta molestar a todos, que también quieren cansar a mi Dios?

El Señor, pues, les dará esta señal: La jóven está embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel, es decir: Dios-con-nosotros.



Lucas 1, 26-38. Llena de gracia, el Señor está contigo!

Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho!


Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María.
Llegó el ángel hasta ella y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo.
Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios.
Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús.
Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.»
María entonces dijo al ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?»
Contestó el ángel: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo.
Para Dios, nada es imposible.»
Dijo María: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho.» Después la dejó el ángel.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Salmo 70. ¡Tú eres mi socorro, mi liberador, Señor, no tardes más!












Dígnate, oh Dios, librarme; apresúrate, Señor, en socorrerme.
Queden avergonzados y humillados los que buscan mi muerte. Que retrocedan, confundidos, los que se alegran con mi desgracia.
Que se escondan de vergüenza los que dicen: "¡Esta vez lo pillamos!"
 Pero que en ti se alegren y regocijen todos los que te buscan; y los que esperan tu salvación repetirán: "¡El Señor ha sido grande!"

¡Tú ves cuán pobre soy y desdichado! oh Dios, ven pronto a verme. ¡Tú eres mi socorro, mi liberador, Señor, no tardes más!



Lucas 1, 5-25. ¡Qué no ha hecho por mí el Señor!













Siendo Herodes rey de Judea, vivía allí un sacerdote llamado Zacarías. Pertenecía al grupo sacerdotal de Abías, y su esposa, llamada Isabel, era también descendiente de una familia de sacerdotes.
Ambos eran personas muy cumplidoras a los ojos de Dios y se esmeraban en practicar todos los mandamientos y leyes del Señor.
No tenían hijos, pues Isabel no podía tener familia, y los dos eran ya de edad avanzada.
Mientras Zacarías y los otros sacerdotes de su grupo estaban oficiando ante el Señor,
le tocó a él en suerte, según las costumbres de los sacerdotes, entrar en el Santuario del Señor para ofrecer el incienso.
Cuando llegó la hora del incienso, toda la gente estaba orando afuera, en los patios.
En esto se le apareció un ángel del Señor, de pie, al lado derecho del altar del incienso.
Zacarías se turbó al verlo y el temor se apoderó de él.
Pero el ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu oración ha sido escuchada. Tu esposa Isabel te dará un hijo y le pondrás por nombre Juan.
Será para ti un gozo muy grande, y muchos más se alegrarán con su nacimiento,
porque este hijo tuyo será un gran servidor del Señor. No beberá vino ni licor, y estará lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre.
Por medio de él muchos hijos de Israel volverán al Señor, su Dios.
El mismo abrirá el camino al Señor con el espíritu y el poder del profeta Elías, reconciliará a padres e hijos y llevará a los rebeldes a la sabiduría de los buenos. De este modo preparará al Señor un pueblo bien dispuesto.»
Zacarías dijo al ángel: «¿Quién me lo puede asegurar? Yo ya soy viejo y mi esposa también.»
El ángel contestó: «Yo soy Gabriel, el que tiene entrada al consejo de Dios, y he sido enviado para hablar contigo y comunicarte esta buena noticia.
Mis palabras se cumplirán a su debido tiempo, pero tú, por no haber creído, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que todo esto ocurra.»
El pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaban de que se demorase tanto en el Santuario.
Cuando finalmente salió, no podía hablarles, y comprendieron que había tenido alguna visión en el Santuario. Intentaba comunicarse por señas, pues permanecía mudo.
Al terminar el tiempo de su servicio, Zacarías regresó a su casa,
y poco después su esposa Isabel quedó embarazada. Durante cinco meses permaneció retirada, pensando:
«¡Qué no ha hecho por mí el Señor! Es ahora cuando quiso liberarme de mi vergüenza.»



Lucas 5 1-25. El Hijo del Hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados!












Cierto día la gente se agolpaba a su alrededor para escuchar la palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret.
En eso vio dos barcas amarradas al borde del lago; los pescadores habían bajado y lavaban las redes.
Subió a una de las barcas, que era la de Simón, y le pidió que se alejara un poco de la orilla; luego se sentó y empezó a enseñar a la multitud desde la barca.
Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Lleva la barca mar adentro y echen las redes para pescar.»
Simón respondió: «Maestro, por más que lo hicimos durante toda la noche, no pescamos nada; pero, si tú lo dices, echaré las redes.»
Así lo hicieron, y pescaron tal cantidad de peces, que las redes casi se rompían.
Entonces hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarles. Vinieron y llenaron tanto las dos barcas, que por poco se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se arrodilló ante Jesús, diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador.»
Pues tanto él como sus ayudantes se habían quedado sin palabras por la pesca que acababan de hacer.
Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas; en adelante serás pescador de hombres.»
En seguida llevaron sus barcas a tierra, lo dejaron todo y siguieron a Jesús.
Estando Jesús en uno de esos pueblos, se presentó un hombre cubierto de lepra. Apenas vio a Jesús, se postró con la cara en tierra y le suplicó: «Señor, si tú quieres, puedes limpiarme.»
Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Lo quiero, queda limpio.»
Y al instante le desapareció la lepra. Jesús le dio aviso que no lo dijera a nadie. «Vete, le dijo, preséntate al sacerdote y haz la ofrenda por tu purificación como ordenó Moisés, pues tienes que hacerles tu declaración.»
La fama de Jesús crecía más y más, a tal punto que multitudes acudían para oírle y ser curados de sus enfermedades.
Pero él buscaba siempre lugares solitarios donde orar.
Un día Jesús estaba enseñando, y había allí entre los asistentes unos fariseos y maestros de la Ley que habían venido de todas partes de Galilea, de Judea e incluso de Jerusalén. El poder del Señor se manifestaba ante ellos, realizando curaciones.
En ese momento llegaron unos hombres que traían a un paralítico en su camilla. Querían entrar en la casa para colocar al enfermo delante de Jesús,
pero no lograron abrirse camino a través de aquel gentío. Entonces subieron al tejado, quitaron tejas y bajaron al enfermo en su camilla, poniéndolo en medio de la gente delante de Jesús.
Viendo Jesús la fe de estos hombres, dijo al paralítico: «Amigo, tus pecados quedan perdonados.»
De inmediato los maestros de la Ley y los fariseos empezaron a pensar: «¿Cómo puede blasfemar de este modo? ¿Quién puede perdonar los pecados fuera de Dios?»
Jesús leyó sus pensamientos y les dijo:
«¿Por qué piensan ustedes así? ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados te quedan perdonados", o decir: "Levántate y anda"?
Sepan, pues, que el Hijo del Hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados.» Entonces dijo al paralítico: «Yo te lo ordeno: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.»
Y al instante el hombre se levantó a la vista de todos, tomó la camilla en que estaba tendido y se fue a su casa dando gloria a Dios.



lunes, 16 de diciembre de 2013

Génesis 49, 2-10. Hasta que venga aquél a quien le pertenece y a quien obedecerán los pueblos!











Jacob llamó a sus hijos y les dijo: «Reúnanse, que les voy a anunciar lo que sucederá en el futuro.
Júntense hijos de Jacob, oigan y escuchen a Israel, su padre.
Rubén, tú eres mi primogénito, mi vigor y el primer fruto de mi virilidad, pero rebosante de orgullo y de ímpetu.
Eres como las aguas espumantes: no te encumbrarás, tú que subiste al lecho de tu padre y deshonraste mi cama.
Simeón y Leví son hermanos, sus cuchillos fueron instrumentos de violencia.
Que nunca mi alma participe en sus intrigas, y que mi corazón esté lejos de su compañía, porque en su enojo mataron hombres, y en su furor desjarretaron toros.
Sea maldita su cólera porque es violenta, y su furor, porque fue cruel! Los dividiré en Jacob, y los dipersaré en Israel.
A ti, Judá, te alabarán tus hermanos, tu mano agarrará del cuello a tus enemigos, y tus hermanos se inclinarán ante ti.
¡Judá es cachorro de león! Vuelves, hijo mío, de la caza. Se agazapa o se abalanza cual león, o cual leona, ¿quién lo hará levantar?
El cetro no será arrebatado de Judá ni el bastón de mando de entre sus piernas hasta que venga aquél a quien le pertenece y a quien obedecerán los pueblos.




sábado, 14 de diciembre de 2013

Salmo 145. Justo es el Señor en todos sus caminos y bondadoso en todas sus obras!













Te celebro, oh Rey mi Dios, y bendigo tu nombre para siempre.
Deseo bendecirte cada día, alabaré tu Nombre para siempre.
Grande es el Señor, muy digno de alabanza, y no puede medirse su grandeza.
De generación en generación se celebran tus obras, se cuentan tus proezas.
El esplendor, la gloria de tu Nombre, tus maravillas, los repetiré.
De tu poder formidable se hablará, y tus grandezas yo las contaré.
Nos harán recordar tu gran bondad y se proclamará tu justicia.
El Señor es ternura y compasión, paciente y lleno de amor.
El Señor es bondad para con todos, sus ternuras están en todas sus obras.
Te den gracias, Señor, todas tus obras, te bendigan tus amigos;
que hablen de la gloria de tu reino y anuncien tus hazañas,
para que vean los hombres tus proezas, el brillo y la gloria de tu reino.
Tu reino es reino por todos los siglos y tu imperio, por todas las edades. Fiel es el Señor en todas sus palabras y bondadoso en todas sus obras.
Sostiene el Señor a todos los que caen, a los que están encorvados endereza.
Los ojos de todos de ti esperan que les des a su tiempo su alimento.
Tú sólo abres tu mano, y satisfaces de lo que quiera a todo ser viviente.
Justo es el Señor en todos sus caminos y bondadoso en todas sus obras.
Cerca está el Señor de los que le invocan, de todos los que lo invocan de verdad.
Les da en el gusto a todos los que lo temen, escucha su clamor y los salva.
El Señor guarda a todos los que lo aman, y a todos los malvados extermina. ¡Que mi boca proclame la alabanza del Señor y todo ser carnal bendiga su santo nombre, por siempre y para siempre!



Mateo 1, 1-16. Orígenes de Jesucristo!

Libro de los orígenes de Jesucristo, hijo de David e hijo de Abrahán.
Abrahán fue padre de Isaac, y éste de Jacob. Jacob fue padre de Judá y de sus hermanos.
De la unión de Judá y de Tamar nacieron Farés y Zera. Farés fue padre de Esrón y Esrón de Aram.
Aram fue padre de Aminadab, éste de Naasón y Naasón de Salmón.
Salmón fue padre de Booz y Rahab su madre. Booz fue padre de Obed y Rut su madre. Obed fue padre de Jesé.
Jesé fue padre del rey David. David fue padre de Salomón y su madre la que había sido la esposa de Urías.
Salomón fue padre de Roboam, que fue padre de Abías. Luego vienen los reyes Asá, Josafat, Joram, Ocías, Joatán, Ajaz, Ezequías, Manasés, Amón y Josías.
Josías fue padre de Jeconías y de sus hermanos, en tiempos de la deportación a Babilonia.

Después de la deportación a Babilonia, Jeconías fue padre de Salatiel y éste de Zorobabel.
Zorobabel fue padre de Abiud, Abiud de Eliacim y Eliacim de Azor.
Azor fue padre de Sadoc, Sadoc de Aquim y éste de Eliud.
 Eliud fue padre de Eleazar, Eleazar de Matán y éste de Jacob.

Jacob fue padre de José, esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo.



jueves, 12 de diciembre de 2013

Salmos 1. Dios cuida el camino de los justos y acaba con el sendero de los malos!










Dichoso el hombre que no va a reuniones de malvados, ni sigue el camino de los pecadores ni se sienta en la junta de burlones, mas le agrada la Ley del Señor y medita su Ley de noche y día.
Es como árbol plantado junto al río que da fruto a su tiempo y tiene su follaje siempre verde. Todo lo que él hace le resulta.
No sucede así con los impíos: son como paja llevada por el viento.

No se mantendrán en el juicio los malvados ni en la junta de los justos los pecadores.
Porque Dios cuida el camino de los justos y acaba con el sendero de los malos.


Mateo 11, 16-19. ¿Con quién puedo comparar a la gente de hoy?












¿Con quién puedo comparar a la gente de hoy? Son como niños sentados en la plaza, que se quejan unos de otros:
Les tocamos la flauta y ustedes no han bailado; les cantamos canciones tristes y no han querido llorar.
Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dijeron:

Está endemoniado. Luego vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: Es un comilón y un borracho, amigo de cobradores de impuestos y de pecadores. Con todo, se comprobará que la Sabiduría de Dios no se equivoca en sus obras.»



miércoles, 11 de diciembre de 2013

Lucas 1,39-45. ¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!











Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá.
Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo
y exclamó en alta voz: «¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor?
Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas.
¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!»