jueves, 29 de mayo de 2014

Hechos 18, 9-18. Sigue hablando y no calles, Yo estoy contigo y nadie podrá hacerte daño!















Una noche el Señor le dijo a Pablo en una visión: «No tengas miedo, sigue hablando y no calles, pues en esta ciudad me he reservado un pueblo numeroso. Yo estoy contigo y nadie podrá hacerte daño.»
Pablo siguió enseñando entre ellos la Palabra de Dios, y permaneció allí un año y seis meses.
Siendo Galión gobernador de Acaya, los judíos acordaron unánimemente hacer una manifestación contra Pablo; lo llevaron ante el tribunal y lo acusaron
«Este hombre incita a la gente a que adoren a Dios de una manera que prohibe nuestra Ley.»
Pablo iba a contestar, cuando Galión dijo a los judíos: «Judíos, si se tratara de una injusticia o de algún crimen, sería correcto que yo los escuchara.
Pero como se trata de discusiones sobre mensajes, poderes superiores y sobre su Ley, arréglense entre ustedes mismos. Yo no quiero ser juez de tales asuntos. »
Y los echó del tribunal.
Entonces toda la chusma agarró a Sóstenes, que era un dirigente de la sinagoga, y empezaron a golpearlo delante del tribunal, pero Galión no se preocupó por tanto.

Pablo se quedó en Corinto todavía por bastante tiempo. Después se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria, acompañado por Priscila y Aquila. Había hecho un voto, y solamente en el puerto de Cencreas se cortó el pelo.

Salmo 46. Dios es nuestro refugio y fortaleza, socorro siempre a mano en momentos de angustia!



















Dios es nuestro refugio y fortaleza, socorro siempre a mano en momentos de angustia.
Por eso, si hay temblor no temeremos, o si al fondo del mar caen los montes; aunque sus aguas rujan y se encrespen y los montes a su ímpetu retiemblen: El Señor Sabaot está con nosotros, es nuestro baluarte el Dios de Jacob.
Un río, sus brazos regocijan a la ciudad de Dios, santifica las moradas del Altísimo.
Dios está en ella, no puede ceder, Dios la socorre al despuntar la aurora.
Los pueblos bramaban, los reinos en marcha se ponían... El eleva su voz y el mundo se hunde.
El Señor Sabaot está con nosotros, es nuestro baluarte el Dios de Jacob.
Vengan a ver las hazañas del Señor, y los estragos que causó a la tierra.
Pone fin a la guerra en todo el país, rompe el arco y en dos parte la lanza y consume los carros en el fuego.

Paren y reconozcan que soy Dios, muy por encima de los pueblos y muy alto sobre la tierra.
El Señor Sabaot está con nosotros, es nuestro baluarte el Dios de Jacob.

Juan 16, 20-23. Ustedes ahora sienten tristeza, pero yo los volveré a ver y su corazón se llenará de alegría, y nadie les podrá arrebatar ese gozo!

















En verdad les digo que llorarán y se lamentarán, mientras que el mundo se alegrará. Ustedes estarán apenados, pero su tristeza se convertirá en gozo.
La mujer se siente afligida cuando está para dar a luz, porque le llega la hora del dolor. Pero después que ha nacido la criatura, se olvida de las angustias por su alegría tan grande; piensen: ¡un ser humano ha venido al mundo!

Así también ustedes ahora sienten tristeza, pero yo los volveré a ver y su corazón se llenará de alegría, y nadie les podrá arrebatar ese gozo.
Cuando llegue ese día ya no tendrán que preguntarme nada. En verdad les digo que todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, se lo concederá.


martes, 27 de mayo de 2014

Salmo 148. Alaben al Señor !




















¡Aleluya! Alaben al Señor desde los cielos, alábenlo en las alturas,
alábenlo todos sus ángeles, alábenlo todos sus ejércitos.
Alábenlo el sol y la luna, alábenlo todos los astros de luz;
alábenlo cielos de los cielos y las aguas por encima de los cielos.
Alaben el nombre del Señor, pues lo ordenó y fueron creados;
los puso por los siglos de los siglos bajo una ley que nunca cambiará.
Alaben al Señor desde la tierra, monstruos del mar y todos sus abismos, fuego y granizo, nieve y neblina, huracán que ejecuta su palabra, las montañas y todas las colinas, árboles frutales y todos los cedros, animales salvajes y domésticos, reptiles y aves que vuelan, reyes de la tierra, todas las naciones, príncipes y los que gobiernan la tierra, jóvenes y muchachas, ancianos con los niños.
Alaben el nombre del Señor pues su Nombre es el único sublime, su majestad excede tierra y cielo.
Levantó la cornamenta de su pueblo, causa de orgullo para todos sus amigos, para Israel, el pueblo que a él se acerca.

Juan 16, 12-15. Cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, los guiará en todos los caminos de la verdad!


















Aún tengo muchas cosas que decirles, pero es demasiado para ustedes por ahora.
Y cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, los guiará en todos los caminos de la verdad. El no viene con un mensaje propio, sino que les dirá lo que escuchó y les anunciará lo que ha de venir.
El tomará de lo mío para revelárselo a ustedes, y yo seré glorificado por él.

Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso les he dicho que tomará de lo mío para revelárselo a ustedes.»

lunes, 26 de mayo de 2014

Hechos 16, 22-34. Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia!



















La gente se les echó encima. Los oficiales mandaron arrancarles las ropas y los hicieron apalear.
Después de haberles dado muchos golpes, los echaron a la cárcel, dando orden al carcelero de vigilarlos con todo cuidado.
Este, al recibir dicha orden, los metió en el calabozo interior, y les sujetó los pies con cadenas al piso del calabozo.
Hacia la media noche Pablo y Silas estaban cantando himnos a Dios, y los demás presos los escuchaban.
De repente se produjo un temblor tan fuerte que se conmovieron los cimientos de la cárcel; todas las puertas se abrieron de golpe y a todos los presos se les soltaron las cadenas.
Se despertó el carcelero y vio todas las puertas de la cárcel abiertas. Creyendo que los presos se habían escapado, sacó la espada para matarse, pero Pablo le gritó: «No te hagas daño, que estamos todos aquí.»
El hombre pidió una luz, entró de un salto y, después de encerrar bien a los demás presos, se arrojó temblando a los pies de Pablo y Silas.
Después los sacó fuera y les preguntó: «Señores, ¿qué debo hacer para salvarme?»
Le respondieron: «Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia.»
Así que le anunciaron la Palabra del Señor a él y a todos los de su casa, y él, sin más demora, les lavó las heridas y se bautizó con toda su familiala a aquella hora de la noche.

Los había llevado a su casa; allí preparó la mesa e hicieron fiesta con todos los suyos por haber creído en Dios.

Juan 16, 5-11. Les conviene que yo me vaya, porque mientras yo no me vaya, el Protector no vendrá a ustedes. Yo me voy, y es para enviarselo!



















Pero ahora me voy donde Aquel que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta adónde voy.
Se han llenado de tristeza al oír lo que les dije, pero es verdad lo que les digo: les conviene que yo me vaya, porque mientras yo no me vaya, el Protector no vendrá a ustedes. Yo me voy, y es para enviarselo.

Cuando venga él, rebatirá al mundo en lo que toca al pecado, al camino de justicia y al juicio.
¿Qué pecado? Que no creyeron en mí.
¿Qué camino de justicia? Mi partida hacia el Padre mientras ustedes ya no me vean.
¿Qué juicio? El del gobernador de este mundo: ya ha sido condenado.

viernes, 23 de mayo de 2014

Juan 15, 18-21. Si el mundo los odia, sepan que antes me odió a mí!


















Si el mundo los odia, sepan que antes me odió a mí.
No sería lo mismo si ustedes fueran del mundo, pues el mundo ama lo que es suyo. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los elegí de en medio del mundo, y por eso el mundo los odia.

Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más que su patrón. Si a mí me han perseguido, también los perseguirán a ustedes. ¿Acaso acogieron mi enseñanza? ¿Cómo, pues, acogerían la de ustedes?
Les harán todo esto por causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Hechos 15, 7-21. ¿Quieren ustedes mandar a Dios ahora? ¿Por qué quieren poner sobre el cuello de los discípulos un yugo que nuestros padres no fueron capaces de soportar, ni tampoco nosotros?






















Después de una acalorada discusión, Pedro se puso en pie y dijo: «Hermanos: ustedes saben cómo Dios intervino en medio de ustedes ya en los primeros días, cuando quiso que los paganos escucharan de mi boca el anuncio del Evangelio y abrazaran la fe.
Y Dios, que conoce los corazones, se declaró a favor de ellos, al comunicarles el Espíritu Santo igual que a nosotros.
No ha hecho ninguna distinción entre nosotros y ellos, sino que purificó sus corazones por medio de la fe.
¿Quieren ustedes mandar a Dios ahora? ¿Por qué quieren poner sobre el cuello de los discípulos un yugo que nuestros padres no fueron capaces de soportar, ni tampoco nosotros?
Según nuestra fe, la gracia del Señor Jesús es la que nos salva, del mismo modo que a ellos.»
Toda la asamblea guardó silencio y escucharon a Bernabé y a Pablo, que contaron las señales milagrosas y prodigios que Dios había realizado entre los paganos a través de ellos.
Cuando terminaron de hablar, Santiago tomó la palabra y dijo: «Hermanos, escúchenme:
Simeón acaba de recordar cómo Dios, desde el primer momento, intervino para formarse con gentes paganas un pueblo a su nombre.
Los profetas hablan el mismo lenguaje, pues está escrito:
Después de esto volveré y construiré de nuevo la choza caída de David. Reconstruiré sus ruinas y la volveré a levantar, para que el resto de los hombres busque al Señor, todas las naciones sobre las cuales ha sido invocado mi Nombre. Así lo dice el Señor, que hoy realiza lo que tenía preparado desde siempre.
Por esto pienso que no debemos complicar la vida a los paganos que se convierten a Dios.
Digámosles en nuestra carta tan sólo que se abstengan de lo que es impuro por haber sido ofrecido a los ídolos, de las relaciones sexuales prohibidas, de la carne de animales sin sangrar y de comer sangre.
Porque desde tiempos antiguos leen a Moisés en las sinagogas todos los sábados, y tiene predicadores en cada ciudad.»

martes, 20 de mayo de 2014

Juan 15, 1-8. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, pero sin mí, no pueden hacer nada!





















«Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador.
Toda rama que no da fruto en mí, la corta. Y toda rama que da fruto, la limpia para que dé más fruto.
Ustedes ya están limpios gracias a la palabra que les he anunciado, pero permanezcan en mí como yo en ustedes. Una rama no puede producir fruto por sí misma si no permanece unida a la vid; tampoco ustedes pueden producir fruto si no permanecen en mí.
Yo soy la vid y ustedes las ramas. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, pero sin mí, no pueden hacer nada.
El que no permanece en mí lo tiran y se seca; como a las ramas, que las amontonan, se echan al fuego y se queman.
Mientras ustedes permanezcan en mí y mis palabras permanezcan en ustedes, pidan lo que quieran y lo conseguirán.

Mi Padre es glorificado cuando ustedes producen abundantes frutos: entonces pasan a ser discípulos míos.

lunes, 19 de mayo de 2014

Juan 14, 27-31. Les dejo la paz, les doy mi paz. La paz que yo les doy no es como la que da el mundo. Que no haya en ustedes angustia ni miedo!















Les dejo la paz, les doy mi paz. La paz que yo les doy no es como la que da el mundo. Que no haya en ustedes angustia ni miedo.
Saben que les dije: Me voy, pero volveré a ustedes. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, pues el Padre es más grande que yo.
Les he dicho estas cosas ahora, antes de que sucedan, para que cuando sucedan, ustedes crean.
Ya no hablaré mucho más con ustedes, pues se está acercando el que gobierna este mundo. En mí no encontrará nada suyo, pero con esto sabrá el mundo que yo amo al Padre y que hago lo que el Padre me ha encomendado hacer. Ahora levántense y vayámonos de aquí.

jueves, 15 de mayo de 2014

Salmo 2 - Saltério Brasileiro

Juan 14, 1-6. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí!




















«No se turben; crean en Dios y crean también en mí.
En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. De no ser así, no les habría dicho que voy a prepararles un lugar.
Y después de ir y prepararles un lugar, volveré para tomarlos conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes.
Para ir a donde yo voy, ustedes ya conocen el camino.»

Entonces Tomás le dijo: «Señor, nosotros no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino?»
Jesús contestó: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Hechos 13, 13-25. Dios ha cumplido su promesa: ha hecho surgir de la familia de David un salvador para Israel, ese es Jesús!





















Pablo y sus compañeros se embarcaron en Pafos y llegaron a Perge de Panfilia. Allí Juan se separó de ellos y regresó a Jerusalén, mientras ellos, dejando Perge, llegaban a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron.
Después de la lectura de la Ley y los Profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: «Hermanos, si ustedes tienen alguna palabra de aliento para los presentes, hablen.»
Pablo, pues, se levantó, hizo señal con la mano pidiendo silencio y dijo: «Hijos de Israel y todos ustedes que temen a Dios, escuchen:
El Dios de Israel, nuestro pueblo, eligió a nuestros padres. Hizo que el pueblo se multiplicara durante su permanencia en Egipto, los sacó de allí con hechos poderosos, y durante unos cuarenta años los llevó por el desierto.
Luego destruyó siete naciones en la tierra de Canaán y les dio su territorio en herencia.
Durante unos cuatrocientos cincuenta años les dio jueces, hasta el profeta Samuel.
Entonces pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, de la tribu de Benjamín, que reinó cuarenta años.
Pero después Dios lo rechazó y les dio a David, de quien dio este testimonio: Encontré a David, hijo de Jesé, un hombre a mi gusto, que llevará a cabo mis planes.
Ahora bien, Dios ha cumplido su promesa: ha hecho surgir de la familia de David un salvador para Israel, ese es Jesús.
Antes de que se manifestara, Juan había predicado a todo el pueblo de Israel un bautismo de conversión.
Y cuando estaba para terminar su carrera, Juan declaró: «Yo no soy el que ustedes piensan, pero detrás de mí viene otro al que yo no soy digno de desatarle la sandalia.»

Juan 13, 16-20. El que reciba al que yo envíe, a mí me recibe, y el que me reciba a mí, recibe al que me ha enviado!



















En verdad les digo: El servidor no es más que su patrón y el enviado no es más que el que lo envía.
Pues bien, ustedes ya saben estas cosas: felices si las ponen en práctica.

No me refiero a todos ustedes, pues conozco a los que he escogido, y tiene que cumplirse lo que dice la Escritura: El que compartía mi pan se ha levantado contra mí.
Se lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy.
En verdad les digo: El que reciba al que yo envíe, a mí me recibe, y el que me reciba a mí, recibe al que me ha enviado.»

martes, 13 de mayo de 2014

Hechos 1, 15-26. Era necesario que se cumpliera la Escritura!

















Uno de aquellos días, Pedro tomó la palabra en medio de ellos (había allí como ciento veinte personas), y les dijo:
«Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura, pues el Espíritu Santo había anunciado por boca de David el gesto de Judas; este hombre, que guió a los que prendieron a Jesús, era uno de nuestro grupo y había sido llamado a compartir nuestro ministerio común.
- Sabemos que con el salario de su pecado se compró un campo, se tiró de cabeza, su cuerpo se reventó y se desparramaron sus entrañas.
Este hecho fue conocido por todos los habitantes de Jerusalén, que llamaron a aquel campo, en su lengua, Hakeldamá, que significa: Campo de Sangre -.
Esto estaba escrito en el libro de los Salmos: Que su morada quede desierta y que nadie habite en ella. Pero también está escrito: Que otro ocupe su cargo.
Tenemos, pues, que escoger a un hombre de entre los que anduvieron con nosotros durante todo el tiempo en que el Señor Jesús actuó en medio de nosotros, desde el bautismo de Juan hasta el día en que fue llevado de nuestro lado. Uno de ellos deberá ser, junto con nosotros, testigo de su resurrección.»
Presentaron a dos: a José, llamado Barsabás, por sobrenombre Justo, y a Matías.
Entonces oraron así: «Tú, Señor, conoces el corazón de todos. Múestranos a cuál de los dos has elegido para ocupar este cargo, y recibir este ministerio y apostolado del que Judas se retiró para ir al lugar que le correspondía.»

Echaron a suertes entre ellos y le tocó a Matías, que fue agregado a los once apóstoles.

Juan 15, 9-17. Amen unos a otros como yo los he amado!





















Como el Padre me amó, así también los he amado yo: permanezcan en mi amor.
Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho todas estas cosas para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea completa.
Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado.
No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos, y son ustedes mis amigos, si cumplen lo que les mando.
Ya no les llamo servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón. Los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre.

Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca. Así es como el Padre les concederá todo lo que le pidan en mi Nombre.
Amense los unos a los otros: esto es lo que les mando.




lunes, 12 de mayo de 2014

SALMOS CANTADOS EN HEBREO TRADUCCIÓN ESPAÑOL

Hechos 11, 19-26. "Antioquía" lugar donde los discípulos por primera vez recibieron el nombre de "cristianos".



















Algunos que se habían dispersado a raíz de la persecución cuando el asunto de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, pero sólo predicaban la Palabra a los judíos.
Sin embargo, unos hombres de Chipre y de Cirene que habían llegado a Antioquía, se dirigieron también a los griegos y les anunciaron la Buena Noticia del Señor Jesús.
La mano del Señor estaba con ellos y fueron numerosos los que creyeron y se convirtieron al Señor.
La noticia de esto llegó a oídos de la Iglesia de Jerusalén y enviaron a Bernabé a Antioquía.
Al llegar fue testigo de la gracia de Dios y se alegró; animaba a todos a que permaneciesen fieles al Señor con firme corazón, pues era un hombre excelente, lleno del Espíritu Santo y de fe. Así fue como un buen número de gente conoció al Señor.
Bernabé salió para Tarso en busca de Saulo, y apenas lo encontró lo llevó a Antioquía. En esta Iglesia trabajaron juntos durante un año entero, instruyendo a muchísima gente, y fue en Antioquía donde los discípulos por primera vez recibieron el nombre de cristianos.

Juan 10, 22-30. Ya se lo he dicho, pero ustedes no creen. Las obras que hago en el nombre de mi Padre manifiestan quién soy yo, pero ustedes no creen porque no son ovejas mías!




















Era invierno y en Jerusalén se celebraba la fiesta de la Dedicación del Templo.
Jesús se paseaba en el Templo, por el pórtico de Salomón, cuando los judíos lo rodearon y le dijeron: «¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo claramente.»
Jesús les respondió: «Ya se lo he dicho, pero ustedes no creen. Las obras que hago en el nombre de mi Padre manifiestan quién soy yo, pero ustedes no creen porque no son ovejas mías.
Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco. Ellas me siguen, y yo les doy vida eterna. Nunca perecerán y nadie las arrebatará jamás de mi mano.
Aquello que el Padre me ha dado es más fuerte que todo, y nadie puede arrebatarlo de la mano de mi Padre.

Yo y el Padre somos una sola cosa.»

jueves, 8 de mayo de 2014

PON ACEITE.wmv (+lista de reproducción)

Kadosh Santo Adonai Señor

YEVAREJEJA. BENDICIÓN ARONICA, SUBTITULADO, HEBREO ESPAÑOL. HAIM YSRAEL.

SALMO 116 EN HEBREO - ANA HASHEM - SHLOMO & NESHAMA CARLEBACH SUBT. FONE...

Hechos 9, 1-20. Ama a tu prójimo como a ti mismo, pues no sabes si esa persona es para el señor un instrumento excepcional que llevará el Nombre del Señor a todas las naciones!



















Saulo no desistía de su rabia, proyectando violencias y muerte contra los discípulos del Señor. Se presentó al sumo sacerdote
y le pidió poderes escritos para las sinagogas de Damasco, pues quería detener a cuantos seguidores del Camino encontrara, hombres y mujeres, y llevarlos presos a Jerusalén.
Mientras iba de camino, ya cerca de Damasco, le envolvió de repente una luz que venía del cielo.
Cayó al suelo y oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?»
Preguntó él: «¿Quién eres tú, Señor?» Y él respondió: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
Ahora levántate y entra en la ciudad. Allí se te dirá lo que tienes que hacer.»
Los hombres que lo acompañaban se habían quedado atónitos, pues oían hablar, pero no veían a nadie, y Saulo, al levantarse del suelo, no veía nada por más que abría los ojos. Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco.
Allí permaneció tres días sin comer ni beber, y estaba ciego.
Vivía en Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor lo llamó en una visión: «¡Ananías!» Respondió él: «Aquí estoy, Señor.»
Y el Señor le dijo: «Vete en seguida a la calle llamada Recta y pregunta en la casa de Judas por un hombre de Tarso llamado Saulo. Lo encontrarás rezando,  pues acaba de tener una visión en que un varón llamado Ananías entraba y le imponía las manos para que recobrara la vista.»
Ananías le respondió: «Señor, he oído a muchos hablar del daño que este hombre ha causado a tus santos en Jerusalén.
Y ahora está aquí con poderes del sumo sacerdote para llevar presos a todos los que invocan tu Nombre.»
El Señor le contestó: «Vete. Este hombre es para mí un instrumento excepcional, y llevará mi Nombre a las naciones paganas y a sus reyes, así como al pueblo de Israel.
Yo le mostraré todo lo que tendrá que sufrir por mi Nombre.»
Salió Ananías, entró en la casa y le impuso las manos diciendo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo.»
Al instante se le cayeron de los ojos una especie de escamas y empezó a ver. Se levantó y fue bautizado.
Después comió y recobró las fuerzas. Saulo permaneció durante algunos días con los discípulos en Damasco,

y en seguida se fue por las sinagogas proclamando a Jesús como el Hijo de Dios.

Juan 6,52-59. En verdad les digo que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes!





















Los judíos discutían entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer carne?»
Jesús les dijo: «En verdad les digo que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes.
El que come mi carne y bebe mi sangre vive de vida eterna, y yo lo resucitaré el último día.
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
Como el Padre, que es vida, me envió y yo vivo por el Padre, así quien me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo. Pero no como el de vuestros antepasados, que comieron y después murieron. El que coma este pan vivirá para siempre.

Así habló Jesús en Cafarnaún enseñando en la sinagoga.

domingo, 4 de mayo de 2014

Hechos 6, 8-15. Esteban (discípulo de Jesús que hizo que el número de los discípulos en Jerusalén aumentara), hombre lleno de gracia y de poder, sus adversarios no lograban hacer frente a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. Su rostro parecía el de un ángel!
















Esteban, hombre lleno de gracia y de poder, realizaba grandes prodigios y señales milagrosas en medio del pueblo.
Se le echaron encima algunos de la sinagoga llamada de los libertos, y otros llegados de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia. Se pusieron a discutir con Esteban, pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.
Al no poder resistir a la verdad, sobornaron a unos hombres para que afirmaran: «Hemos oído hablar a este hombre contra Moisés y contra Dios.»
Con esto movieron el pueblo, los ancianos y los maestros de la Ley, llegaron de improviso, lo arrestaron y lo llevaron ante el Sanedrín.
Allí se presentaron testigos falsos que declararon: «Este hombre no cesa de hablar contra nuestro Lugar Santo y contra la Ley.
Le hemos oído decir que Jesús el Nazareno destruirá este Lugar Santo y cambiará las costumbres que nos dejó Moisés.»

En ese momento, todos los que estaban sentados en el Sanedrín fijaron los ojos en Esteban, y su rostro les pareció como el de un ángel

Juan 6, 22-29. La obra de Dios es ésta: ¡Creer en aquel que Dios ha enviado!


















Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago se dio cuenta que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había subido con sus discípulos en la barca, sino que éstos se habían ido solos.
Mientras tanto algunas lanchas de Tiberíades habían atracado muy cerca del lugar donde todos habían comido el pan.
Al ver que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, la gente subió a las lanchas y se dirigieron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo al otro lado del lago, le preguntaron: «Rabbí (Maestro), ¿cómo has venido aquí?»
Jesús les contestó: «En verdad les digo: Ustedes me buscan, no porque han visto a través de los signos, sino porque han comido pan hasta saciarse.
Trabajen, no por el alimento de un día, sino por el alimento que permanece y da vida eterna. Este se lo dará el Hijo del hombre; él ha sido marcado con el sello del Padre.»

Entonces le preguntaron: «¿Qué tenemos que hacer para trabajar en las obras de Dios?»
Jesús respondió: «La obra de Dios es ésta: creer en aquel que Dios ha enviado.»

jueves, 1 de mayo de 2014

Hechos 5, 34-42. Si su proyecto o su actividad es cosa de hombres, se vendrán abajo. Pero si viene de Dios, ustedes no podrán destruirla, y ojalá no estén luchando contra Dios!


















Entonces se levantó uno de ellos, un fariseo llamado Gamaliel, que era doctor de la Ley y persona muy estimada por todo el pueblo. Mandó que hicieran salir a aquellos hombres durante unos minutos, y empezó a hablar así al Consejo: «Colegas israelitas, no actúen a la ligera con estos hombres.
Recuerden que tiempo atrás se presentó un tal Teudas, que pretendía ser un gran personaje y al que se le unieron unos cuatrocientos hombres. Más tarde pereció, sus seguidores se dispersaron, y todo quedó en nada.
Tiempo después, en la época del censo, surgió Judas el Galileo, que arrastró al pueblo en pos de sí. Pero también éste pereció y todos sus seguidores se dispersaron.
Por eso les aconsejo ahora que se olviden de esos hombres y los dejen en paz. Si su proyecto o su actividad es cosa de hombres, se vendrán abajo.
Pero si viene de Dios, ustedes no podrán destruirla, y ojalá no estén luchando contra Dios.» El Consejo le escuchó
y mandaron entrar de nuevo a los apóstoles. Los hicieron azotar y les ordenaron severamente que no volviesen a hablar de Jesús Salvador. Después los dejaron ir.

Los apóstoles salieron del Consejo muy contentos por haber sido considerados dignos de sufrir por el Nombre de Jesús.
Y durante todo el día no cesaban de enseñar y proclamar a Jesús, el Mesías, ya sea en el Templo o por las casas.

Juan 6, 1-15. Este es sin duda el Profeta que había de venir al mundo!

















Después Jesús pasó a la otra orilla del lago de Galilea, cerca de Tiberíades.
Le seguía un enorme gentío, a causa de las señales milagrosas que le veían hacer en los enfermos.
Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos.
Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos.
Jesús, pues, levantó los ojos y, al ver el numeroso gentío que acudía a él, dijo a Felipe: «¿Dónde iremos a comprar pan para que coma esa gente?»
Se lo preguntaba para ponerlo a prueba, pues él sabía bien lo que iba a hacer.
Felipe le respondió: «Doscientas monedas de plata no alcanzarían para dar a cada uno un pedazo.»
Otro discípulo, Andrés, hermano de Simón Pedro, dijo:
«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es esto para tanta gente?»
Jesús les dijo: «Hagan que se sienta la gente.» Había mucho pasto en aquel lugar, y se sentaron los hombres en número de unos cinco mil.
Entonces Jesús tomó los panes, dio las gracias y los repartió entre los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, y todos recibieron cuanto quisieron.

Cuando quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: «Recojan los pedazos que han sobrado para que no se pierda nada.»
Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos que no se habían comido: eran las sobras de los cinco panes de cebada.
Al ver esta señal que Jesús había hecho, los hombres decían: «Este es sin duda el Profeta que había de venir al mundo.»
Jesús se dio cuenta de que iban a tomarlo por la fuerza para proclamarlo rey, y nuevamente huyó al monte él solo.