viernes, 12 de julio de 2013

Mateo 10, 24-33. Al que se ponga de mi parte ante los hombres, yo me pondré de su parte ante mi Padre de los cielos.


El discípulo no está por encima de su maestro, ni el sirviente por encima de su patrón. Ya es mucho si el discípulo llega a ser como su maestro y el sirviente como su patrón. Si el dueño de la casa lo han llamado demonio, ¡que no dirán de los demás de la familia!

Pero no les tengan miedo. Nada hay oculto que no llegue a ser descubierto, ni nada secreto que no llegue a saberse. Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo ustedes a la luz, y lo que les digo en privado, proclámenlo desde las azoteas.

No teman a los que solo pueden matar el cuerpo, pero no el alma; teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno. ¿Acaso un par de pajaritos no se venden por unos centavos? Pero ni uno de ellos cae en tierra sin que lo permita vuestro padre. En cuanto a ustedes, hasta sus cabellos están todos contados. ¿No valen ustedes más que muchos pajaritos? Por lo tanto no tengan miedo.

! Y al que me niegue ante los hombres, yo también lo negare ante mi Padre que está en los cielos.


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