miércoles, 7 de agosto de 2013

Mateo 16, 13-23. "Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos"














Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos:

«¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?»

Ellos dijeron:

«Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o uno de los profetas.»

«Y vosotros ¿quién decís que soy yo?»

Simón Pedro contestó:

«Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.»

Replicando Jesús le dijo:

«Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»

Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era el Cristo.

Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día.

Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo:

«¡Lejos de ti, Señor!

¡De ningún modo te sucederá eso!»

Pero él, volviéndose, dijo a Pedro:

¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!

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