martes, 5 de noviembre de 2013

Salmo 111. El principio del saber es temer al Señor, es sabio de verdad el que así vive, su alabanza perdura para siempre!



















¡Aleluya! Doy gracias al Señor de todo corazón en la reunión de los justos y en la asamblea.
Grandiosas son las obras del Señor, las profundizan los que en ellas se complacen.
Toda su obra es grandeza y esplendor y su justicia dura para siempre.
Quiso que se recordaran sus milagros, ¿no es el Señor clemente y compasivo?
Dio el alimento a aquellos que le temen, se acuerda para siempre de su alianza.
Mostró a su pueblo la fuerza de sus obras al darle la tierra de los paganos.
Verdad y justicia son obra de sus manos, todos sus decretos son seguros,
apoyados en una base inamovible, portadores de verdad y rectitud.
Envió a su pueblo la liberación, fijó con él una alianza para siempre; santo y temible es su Nombre.
El principio del saber es temer al Señor, es sabio de verdad el que así vive, su alabanza perdura para siempre.



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