jueves, 28 de abril de 2016

Salmo 57. Yo clamo al Dios Altísimo, que brille su gloria en toda la tierra!
















Piedad de mí, oh Dios, piedad de mí, pues en ti se refugia el alma mía, a la sombra de tus alas me cobijo hasta que haya pasado la tormenta.

Yo clamo al Dios Altísimo, al Dios que de mí cuida.

Que del cielo mande alguien a salvarme de las manos de aquellos que me acosan; envíe Dios su gracia y su verdad.

Yo duermo rodeado de leones, que devoran a los hijos de los hombres, sus dientes son lanzas y flechas, su lengua es una espada acerada.

Muéstrate, oh Dios, por encima de los cielos, y que brille tu luz en toda la tierra.

Habían tendido un lazo en mi camino, allí querían que cayera; ante mí cavaron una trampa pero ellos cayeron dentro.

Oh Dios, mi corazón está dispuesto, mi corazón está atento, quiero cantar y tocar para ti.

Despiértate, corazón mío, despiértense arpas y cítaras, que quiero a la aurora despertar.

Te alabaré, Señor, entre los pueblos, te cantaré en todas las provincias, pues tu amor está a la altura de los cielos y tu verdad se eleva hasta las nubes.

Muéstrate, oh Dios, por encima de los cielos, y que brille tu gloria en toda la tierra.

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