martes, 26 de abril de 2016

Salmo 122. ¡Vamos a la casa del Señor!














Me puse alegre cuando me dijeron: "¡Vamos a la casa del Señor!"

Ahora nuestros pasos se detienen delante de tus puertas, Jerusalén.

Jerusalén, edificada cual ciudad en que todo se funde en la unidad.

Allá suben las tribus, las tribus del Señor, la asamblea de Israel, para alabar el Nombre del Señor.

Pues allí están las cortes de justicia, los ministerios de la casa de David.

Para Jerusalén pidan la paz: "¡Que vivan tranquilos los que te aman!

¡Que la paz guarde tus muros y haya seguridad en tus palacios!"

Por mis hermanos y por mis amigos quiero decir: "¡La paz esté contigo!"

Por la casa del Señor nuestro Dios, pido para ti la felicidad.

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