martes, 20 de mayo de 2014

Juan 15, 1-8. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, pero sin mí, no pueden hacer nada!





















«Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador.
Toda rama que no da fruto en mí, la corta. Y toda rama que da fruto, la limpia para que dé más fruto.
Ustedes ya están limpios gracias a la palabra que les he anunciado, pero permanezcan en mí como yo en ustedes. Una rama no puede producir fruto por sí misma si no permanece unida a la vid; tampoco ustedes pueden producir fruto si no permanecen en mí.
Yo soy la vid y ustedes las ramas. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, pero sin mí, no pueden hacer nada.
El que no permanece en mí lo tiran y se seca; como a las ramas, que las amontonan, se echan al fuego y se queman.
Mientras ustedes permanezcan en mí y mis palabras permanezcan en ustedes, pidan lo que quieran y lo conseguirán.

Mi Padre es glorificado cuando ustedes producen abundantes frutos: entonces pasan a ser discípulos míos.

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