miércoles, 9 de abril de 2014

Juan 8, 51-59. El que guarda mi palabra no probará la muerte jamás!















En verdad les digo: El que guarda mi palabra no probará la muerte jamás.»
Los judíos replicaron: «Ahora sabemos que eres víctima de un mal espíritu. Abrahán murió y también los profetas, ¿y tú dices: "Quien guarda mi palabra jamás probará la muerte"?
¿Eres tú más grande que nuestro padre Abrahán, que murió, lo mismo que murieron los Profetas? ¿Quién te crees?»
Jesús les contestó: «Si yo me doy gloria a mí mismo, mi gloria no vale nada; es el Padre quien me da gloria, el mismo que ustedes llaman «nuestro Dios».
Ustedes no lo conocen, yo sí lo conozco, y si dijera que no lo conozco, sería un mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y guardo su palabra.
En cuanto a Abrahán, padre de ustedes, se alegró pensando ver mi día. Lo vio y se regocijó. ».
Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abrahán?»
Contestó Jesús: «En verdad les digo que antes que Abrahán existiera, Yo soy.»
Entonces tomaron piedras para lanzárselas, pero Jesús se ocultó y salió del Templo.

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