domingo, 9 de marzo de 2014

Levítico 19, 1-18. Sean santos, porque yo, Yavé, Dios de ustedes, soy Santo!


















Yavé dijo a Moisés:
«Habla a toda la comunidad de los hijos de Israel y diles: Sean santos, porque yo, Yavé, Dios de ustedes, soy Santo.
Todos ustedes respetarán a su padre y a su madre y guardarán mis sábados. ¡Yo soy Yavé, su Dios!
No se vuelvan hacia los ídolos ni se hagan dioses de metal fundido. ¡Yo soy Yavé, Dios de ustedes!
Cuando sacrifiquen a Yavé un sacrificio de comunión, háganlo de manera que le sea grato.
Ustedes comerán de la víctima el mismo día que la inmolen y al día siguiente, y lo que sobre hasta el tercer día será quemado.
Es una cosa muy fea comerla el día tercero: la víctima deja de ser grata.
El que la coma cargará con su pecado por haber profanado la santidad de Yavé. Esta persona será borrada de entre los suyos.
«Cuando sea tiempo de cosechar, no siegues hasta la misma orilla del campo, ni recojas las espigas caídas.
Tampoco rebusques en tus viñas, ni recojas de tus huertos las frutas caídas. Las dejarás al pobre y al forastero: ¡yo soy Yavé, tu Dios!
No hurtarán, no mentirán, ni se engañarán mutuamente.
No jurarán en falso por mi Nombre porque esto sería deshonrar el nombre de tu Dios. ¡Yo soy Yavé!
No oprimirás ni despojarás a tu prójimo. No retendrás el salario del jornalero hasta el día siguiente.
No gritarás maldiciones al sordo, ni pondrás obstáculos al ciego, sino que temerás a tu Dios: ¡yo soy Yavé!
No dictarás sentencias injustas. No harás favores al pobre, no te inclinarás ante el rico, sino que juzgarás con justicia a tu prójimo.

No calumniarás a tu prójimo ni buscarás medios legales para hacerlo desaparecer.
No odies en tu corazón a tu hermano; pero corrígelo, no sea que te hagas cómplice de sus faltas.
No te vengarás ni guardarás rencor contra tus paisanos, sino que más bien amarás a tu prójimo como a ti mismo, pues Yo soy Yavé.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario