domingo, 16 de febrero de 2014

Santiago 1, 1-11. Paciencia en las pruebas, pide con fe, sin vacilar, porque el que vacila se parece a las olas del mar que están a merced del viento!















Santiago, servidor de Dios y de Cristo Jesús el Señor, saluda a las doce tribus dispersas en medio de las naciones. 
Paciencia en las pruebas Hermanos, considérense afortunados cuando les toca soportar toda clase de pruebas.
Esta puesta a prueba de la fe desarrolla la capacidad de soportar,
y la capacidad de soportar debe llegar a ser perfecta, si queremos ser perfectos, completos, sin que nos falte nada.
Si alguno de ustedes ve que le falta sabiduría, que se la pida a Dios, pues da con agrado a todos sin hacerse rogar. El se la dará.
Pero hay que pedir con fe, sin vacilar, porque el que vacila se parece a las olas del mar que están a merced del viento.
Esa gente no puede esperar nada del Señor, son personas divididas y toda su existencia será inestable.

El hermano de condición humilde debe alegrarse cuando su situación mejora, y el rico, cuando se ve rebajado; porque pasará como la flor del campo.
Se levanta el sol y empieza el calor, seca la hierba y marchita la flor, y pierde toda su gracia. Así también el rico verá decaer sus negocios.



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