Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: «Verdaderamente reconozco que Dios no hace diferencia entre las personas.
En toda nación mira con benevolencia al que teme a Dios y practica la justicia.
Ahora bien, Dios ha enviado su Palabra a los israelitas, dándoles un mensaje de paz por medio de Jesús, el Mesías, que también es el Señor de todos.
Ustedes ya saben lo que ha sucedido en todo el país judío, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan.
Jesús de Nazaret fue consagrado por Dios, que le dio Espíritu Santo y poder. Y como Dios estaba con él, pasó haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo.
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