A lo mejor han sabido de las gracias que Dios me concedió para bien de ustedes.
Por una revelación se me dio a conocer su proyecto misterioso, tal como acabo de exponérselo en pocas palabras.
Según esto pueden apreciar el conocimiento que tengo del misterio de Cristo.
Este misterio no se dio a conocer a los hombres en tiempos pasados, pero ahora acaba de ser revelado mediante los dones espirituales de los santos apóstoles y profetas:
Que en Cristo Jesús los pueblos paganos tienen derecho a la herencia, que ya no están aparte, y que van a gozar de la promesa. Esta es la Buena Nueva de la que he llegado a ser servidor sin mérito alguno mío, pues Dios me concedió esta gracia en el momento que su fuerza actuó en mí.
A mí, el menor de todos los creyentes, se me concedió esta gracia de anunciar a los pueblos paganos la incalculable riqueza de Cristo y de esclarecer en qué forma se va realizando el proyecto secreto escondido desde siempre en Dios, Creador del universo.
En adelante los poderes y autoridades del mundo de arriba podrán descubrir, mirando a la Iglesia, los más diversos aspectos de la sabiduría de Dios, conforme al plan que Dios trazó desde el principio en Cristo Jesús, nuestro Señor.
En él ahora nos acercamos a Dios con plena confianza, con la fe que él nos ha dejado.
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