miércoles, 11 de febrero de 2015

Marcos 7, 24-30. "Espera que se sacien los hijos primero, pues no está bien tomar el pan de los hijos para echárselo a los perritos". Pero ella le respondió: "Señor, los perritos bajo la mesa comen las migajas que dejan caer los hijos."
















Jesús decidió irse hacia las tierras de Tiro. Entró en una casa, y su intención era que nadie lo supiera, pero no logró pasar inadvertido.
Una mujer, cuya hija estaba en poder de un espíritu malo, se enteró de su venida y fue en seguida a arrodillarse a sus pies.
Esta mujer era de habla griego y de raza sirofenicia, y pidió a Jesús que echara al demonio de su hija.
Jesús le dijo: «Espera que se sacien los hijos primero, pues no está bien tomar el pan de los hijos para echárselo a los perritos.»
Pero ella le respondió: «Señor, los perritos bajo la mesa comen las migajas que dejan caer los hijos.»

Entonces Jesús le dijo: «Puedes irte; por lo que has dicho el demonio ya ha salido de tu hija.»
Cuando la mujer llegó a su casa, encontró a la niña acostada en la cama; el demonio se había ido.

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