martes, 29 de julio de 2014

Salmo 58. "¡Sí, se gana con ser justo, sí, hay un Dios para juzgar al mundo!"




















Dioses, ¿será verdad que hacen justicia y gobiernan como es justo a los hijos de los hombres?
Pero no, de adrede cometen injusticia y sus manos le imponen al país la violencia.
Desde el seno materno andan descarriados los impíos; desde el vientre de su madre se desvían los que dicen la mentira.
Su veneno es veneno de serpiente, son sordos como el áspid que se tapa el oído para no oír la voz del encantador, del que doma a las serpientes.
Oh Dios, rompe los dientes de su boca, quiebra, Señor, sus colmillos de leones.
Que se escurran como agua de un vaso roto, que se sequen como hierba pisoteada.
Que sean cual babosa que se va deshaciendo, o como el aborto que no ha visto el sol, como zarza quemada antes de que claven sus espinas: ¡que los arrebate un torbellino!
¡Qué alegría la del justo al ver la venganza! lavará sus pies en la sangre del impío.
Y dirán: "¡Sí, se gana con ser justo, sí, hay un Dios para juzgar al mundo!"

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