Sabiduría 6, 1-11.
¡Oh reyes, escuchen y entiendan! ¡Déjense instruir, ustedes que gobiernan las lejanas tierras!
¡Oh reyes, escuchen y entiendan! ¡Déjense instruir, ustedes que gobiernan las lejanas tierras!
Pongan atención, ustedes que mandan a multitudes, que están tan orgullosos de sus numerosos pueblos!
Porque el Señor es quien les dio el poder, y la realeza les viene del Altísimo; él examinará su comportamiento y pondrá al descubierto las intenciones de ustedes.
Ustedes son los representantes de su poder real; ahora bien, si no han juzgado conforme a la justicia, ni han observado su ley, ni procedido según la voluntad de Dios,
los declarará culpables bruscamente, de manera terrible. Porque rigurosa es la sentencia para la gente que tiene un alto puesto.
Se tiene compasión de los pequeños y se los perdona, pero los poderosos serán controlados estrictamente.
El Amo universal no teme a nadie, y las dignidades humanas no le impresionan: él hizo a los pequeños y a los grandes; él se preocupa por todos,
pero a los poderosos se los examinará más a fondo.
A ustedes, pues, príncipes, me dirijo, para que aprendan la sabiduría y no caigan.
Porque los que observan santamente las leyes santas se harán santos y los que las hayan profundizado encontrarán en ellas su defensa.
Sean pues ávidos de mis palabras y búsquenlas: los instruirán.
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