Caminaba con Jesús un gran gentío. Se volvió hacia ellos y les dijo:
«Si alguno quiere venir a mí y no se desprende de su padre y madre, de su mujer e hijos, de sus hermanos y hermanas, e incluso de su propia persona, no puede ser discípulo mío.
El que no carga con su propia cruz para seguirme luego, no puede ser discípulo mío.
Cuando uno de ustedes quiere construir una casa en el campo, ¿no comienza por sentarse y hacer las cuentas, para ver si tendrá para terminarla?
Porque si pone los cimientos y después no puede acabar la obra, todos los que lo vean se burlarán de él
diciendo: ¡Ese hombre comenzó a edificar y no fue capaz de terminar!
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