Por la paz en el mundo!
Por si se nos olvida parte de la ley de Dios!
San Mateo, 22 37-10
Jesús le dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.
Este es el gran mandamiento, el primero.
Pero hay otro muy parecido: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Toda la Ley y los Profetas se fundamentan en estos dos mandamientos.»
Jeremías 1, 4-19 La palabra de Dios!
Me llegó una palabra de Yavé :
«Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía; antes de que tú nacieras, yo te consagré, y te destiné a ser profeta de las naciones.»
Yo exclamé: «Ay, Señor, Yavé, ¡cómo podría hablar yo, que soy un muchacho!»
Y Yavé me contestó: «No me digas que eres un muchacho. Irás adondequiera que te envíe, y proclamarás todo lo que yo te mande.
No les tengas miedo, porque estaré contigo para protegerte -palabra de Yavé.»
Entonces Yavé extendió su mano y me tocó la boca, diciéndome: «En este momento pongo mis palabras en tu boca.
En este día te encargo los pueblos y las naciones: Arrancarás y derribarás, perderás y destruirás, edificarás y plantarás.»
Me llegó una palabra de Yavé: «¿Reconoces esta visión?»
Yo dije: «La rama es del árbol que llaman alerta.» Yavé respondió: «No te equivocas, pues yo estoy así alerta a mi palabra, para cumplirla.»
Luego me llegó una palabra de Yavé: «¿Qué estás viendo?» Y contesté: «Veo una olla echando espumas, y la cosa viene del norte.»
Yavé me dijo: «Del norte se viene derramando el desastre, y alcanzará a todos los habitantes de este país.
Pues estoy llamando a todos los reinos del norte -palabra de Yavé-. Aquí vienen y cada uno de ellos establece sus cuarteles frente a una de las entradas de Jerusalén, frente a sus murallas y frente a las ciudades de Judá.
Voy a hacer justicia con este pueblo que me ha dejado para hacer el mal; ha quemado incienso a dioses extranjeros, y se ha puesto a servir a dioses que ellos mismos se fabricaron.
Tú, ahora, muévete y anda a decirles todo lo que yo te mande. No temas enfrentarlos, porque yo también podría asustarte delante de ellos.
Este día hago de ti una fortaleza, un pilar de hierro y una muralla de bronce frente a la nación entera: frente a los reyes de Judá y a sus ministros, frente a los sacerdotes y a los propietarios.
Ellos te declararán la guerra, pero no podrán vencerte, pues yo estoy contigo para ampararte -palabra de Yavé-.»
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