sábado, 31 de agosto de 2013

Lucas 14, 1-14. ¡El que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado! ¡Cuando des un almuerzo o una comida a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos tu recompensa la recibirás en la resurrección de los justos!

















Un sábado Jesús fue a comer a la casa de uno de los fariseos más importantes, y ellos lo observaban.

Por casualidad había delante de él un hombre que sufría de hinchazón.

Jesús preguntó a los maestros de la Ley y a los fariseos: «¿Está permitido por la Ley curar en día sábado o no?»

Pero ninguno respondió. Jesús entonces se acercó al enfermo, lo curó y lo despidió.

Después les dijo: «Si a uno de ustedes se le cae su burro o su buey en un pozo en día sábado, ¿acaso no va en seguida a sacarlo?»

Y no pudieron contestarle.

Jesús notó que los invitados trataban de ocupar los puestos de honor, por lo que les dio esta lección:

«Cuando alguien te invite a un banquete de bodas, no escojas el mejor lugar. Puede ocurrir que haya sido invitado otro más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga y te diga: Deja tu lugar a esta persona. Y con gran vergüenza tendrás que ir a ocupar el último lugar.

Al contrario, cuando te inviten, ponte en el último lugar y así, cuando llegue el que te invitó, te dirá: Amigo, ven más arriba. Esto será un gran honor para ti ante los demás invitados.

Porque el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado.»

Jesús dijo también al que lo había invitado: «Cuando des un almuerzo o una comida, no invites a tus amigos, hermanos, parientes o vecinos ricos, porque ellos a su vez te invitarán a ti y así quedarás compensado.

Cuando des un banquete, invita más bien a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos.

¡Qué suerte para ti, si ellos no pueden compensarte! Pues tu recompensa la recibirás en la resurrección de los justos.»

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