viernes, 28 de febrero de 2014

Santiago 5, 13-20. La oración hecha con fe salvará al que no puede levantarse; el Señor hará que se levante; y si ha cometido pecados, se le perdonarán!




















¿Hay entre ustedes alguno desanimado? Que rece. ¿Está alguno alegre? Que cante himnos a Dios.
¿Hay alguno enfermo? Que llame a los ancianos de la Iglesia, que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor.
La oración hecha con fe salvará al que no puede levantarse; el Señor hará que se levante; y si ha cometido pecados, se le perdonarán.
Reconozcan sus pecados unos ante otros y recen unos por otros para que sean sanados. La súplica del justo tiene mucho poder con tal de que sea perseverante:
Elías era hombre y mortal como nosotros, pero cuando rogó insistentemente para que no lloviese en el país, no llovió durante tres años y medio; después oró de nuevo y el cielo dio lluvia y la tierra produjo frutos.
Hermanos, si alguno de ustedes se extravía lejos de la verdad y otro lo hace volver, sepan que el que aparta a un pecador de su mal camino, salva un alma de la muerte y hace olvidar muchos pecados.

SALMO 140. Los justos darán gracias a tu Nombre, los hombres rectos se quedarán en tu presencia!















Líbrame, Señor, del hombre malvado, defiéndeme de la gente violenta, de los que en su corazón maquinan males y que provocan riñas cada día; que cual serpiente afilan sus lenguas y un veneno de víbora hay en sus labios.

Señor, protégeme de manos del impío, defiéndeme de la gente violenta, que piensan cómo hacerme tropezar.
Los soberbios me han puesto un lazo oculto, han tendido redes bajo mis pies y me han puesto trampas junto al sendero.
Dije al Señor: "Tú eres mi Dios, presta atención, Señor, a la voz de mi súplica".
Señor Dios, poderoso para salvar, tú cubres mi cabeza el día del combate.
No consientas, Señor, los deseos del malvado, no dejes que su plan se realice.
Que no alcen su cabeza los que me asedian, que la malicia de sus labios los ahogue; que lluevan sobre ellos brasas ardientes, que los eches al abismo y no salgan.
Que la tierra rechace al detractor y persiga al violento el mal sin tregua.

Sé que el Señor hará justicia al desvalido y dará a los pobres la razón.
Los justos darán gracias a tu Nombre, los hombres rectos se quedarán en tu presencia.

Marcos 10, 13-16. Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos!





Algunas personas le presentaban los niños para que los tocara, pero los discípulos les reprendían.
Jesús, al ver esto, se indignó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos.

En verdad les digo: quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Jesús tomaba a los niños en brazos e, imponiéndoles las manos, los bendecía.

Esperanza

jueves, 27 de febrero de 2014

Santiago 5, 9-12. El juez está a la puerta!










Hermanos: no se peleen unos con otros, y así no serán juzgados; miren que el juez está a la puerta.
Consideren, hermanos, lo que han sufrido los profetas que hablaron en nombre del Señor y tómenlos como modelo de paciencia.
Fíjense que llamamos felices a aquellos que fueron capaces de perseverar. Han oído hablar de la constancia de Job y saben lo que al final el Señor hizo por él, pues el Señor es compasivo y misericordioso.

Otro punto muy importante, hermanos: no juren, ni por el cielo, ni por la tierra, ni de ninguna otra forma. Que su sí sea sí, y su no, no; de otro modo serían reprensibles.

Marcos 10, 1-12. "Dios los hizo hombre y mujer; y por eso dejará el hombre a su padre y a su madre para unirse con su esposa, y serán los dos una sola carne. De manera que ya no son dos, sino uno solo"















Jesús dejó aquel lugar y se fue a los límites de Judea, al otro lado del Jordán. Otra vez las muchedumbres se congregaron a su alrededor, y de nuevo se puso a enseñarles, como hacía siempre.
En eso llegaron unos (fariseos que querían ponerle a prueba,) y le preguntaron: «¿Puede un marido despedir a su esposa?»
Les respondió: «¿Qué les ha ordenado Moisés?»
Contestaron: «Moisés ha permitido firmar un acta de separación y después divorciarse.»
Jesús les dijo: «Moisés, al escribir esta ley, tomó en cuenta lo tercos que eran ustedes.
Pero, al principio de la creación, Dios los hizo hombre y mujer;
y por eso dejará el hombre a su padre y a su madre para unirse con su esposa, y serán los dos una sola carne. De manera que ya no son dos, sino uno solo.
Pues bien, lo que Dios ha unido, que el hombre no lo separe.»

Cuando ya estaban en casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre lo mismo, y él les dijo: «El que se separa de su esposa y se casa con otra mujer, comete adulterio contra su esposa; y si la esposa abandona a su marido para casarse con otro hombre, también ésta comete adulterio.»

miércoles, 26 de febrero de 2014

Santiago 5,1-6. Mensaje para ricos y pobres!
















Ahora les toca a los ricos: lloren y laméntense porque les han venido encima desgracias.
Los gusanos se han metido en sus reservas y la polilla se come sus vestidos; su oro y su plata se han oxidado. El óxido se levanta como acusador contra ustedes y como un fuego les devora las carnes. ¿Cómo han atesorado, si ya eran los últimos tiempos?
El salario de los trabajadores que cosecharon sus campos se ha puesto a gritar, pues ustedes no les pagaron; las quejas de los segadores ya habían llegado a los oídos del Señor de los ejércitos.

Han conocido sólo lujo y placeres en este mundo, y lo pasaron muy bien, mientras otros eran asesinados.
Condenaron y mataron al inocente, pues ¿cómo podía defenderse?

Marcos 9, 41-50. El que haga caer a uno de estos pequeños que creen en mí, sería mejor para él que le ataran al cuello una gran piedra de moler y lo echaran al mar!



















«Y cualquiera que les dé de beber un vaso de agua porque son de Cristo, yo les aseguro que no quedará sin recompensa.»
«El que haga caer a uno de estos pequeños que creen en mí, sería mejor para él que le ataran al cuello una gran piedra de moler y lo echaran al mar.
Si tu mano te está haciendo caer, córtatela; pues es mejor para ti entrar con una sola mano en la vida, que ir con las dos a la gehenna, al fuego que no se apaga.
Y si tu pie te está haciendo caer, córtatelo; pues es mejor para ti entrar cojo en la vida que ser arrojado con los dos pies a la gehenna.
Y si tu ojo prepara tu caída, sácatelo; pues es mejor para ti entrar con un solo ojo en el Reino de Dios que ser arrojado con los dos al infierno, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga.
Pues el mismo fuego los conservará.

La sal es buena, pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se lo devolverán? Tengan sal en ustedes y vivan en paz unos con otros.»

martes, 25 de febrero de 2014

Santiago 4, 13-17. El que sabe, pues, lo que es correcto y no lo hace, está en pecado!














Ahora les toca el turno a los que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal ciudad y pasaremos allí el año; haremos buenos negocios y obtendremos ganancias.»
Pero ustedes no saben lo que será el mañana. ¿Estarán con vida todavía? Pues no son más que humo que se ve por unos instantes y luego se disipa.
¿Por qué no dicen más bien: «Si Dios nos da vida, haremos esto o lo otro»?
Pero no, están seguros de sí mismos y esa manera de jactarse es mala.

El que sabe, pues, lo que es correcto y no lo hace, está en pecado.

Marcos 9, 38-40. El que no está contra nosotros está con nosotros!

 



Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que hacía uso de tu nombre para expulsar demonios, y hemos tratado de impedírselo porque no anda con nosotros.»
Jesús contestó: «No se lo prohíban, ya que nadie puede hacer un milagro en mi nombre y luego hablar mal de mí.

El que no está contra nosotros está con nosotros.»

domingo, 23 de febrero de 2014

Santiago 3, 13-18. La sabiduría que viene de arriba es, ante todo, recta y pacífica, capaz de comprender a los demás y de aceptarlos; está llena de indulgencia y produce buenas obras, no es parcial ni hipócrita!



¿Así que eres sabio y entendido? Si tu sabiduría es modesta, veremos sus frutos en tu conducta noble.
Pero si te vuelve amargo, celoso, peleador, no te fíes de ella, que eso sería mentira.
Esa clase de sabiduría no viene de arriba sino de la tierra, de tu propio genio y del demonio.
Y donde hay envidia y ambición habrá también inestabilidad y muchas cosas malas.

En cambio la sabiduría que viene de arriba es, ante todo, recta y pacífica, capaz de comprender a los demás y de aceptarlos; está llena de indulgencia y produce buenas obras, no es parcial ni hipócrita. Los que trabajan por la paz siembran en la paz y cosechan frutos en todo lo bueno.

Marcos 9, 14-29. Todo es posible para el que cree!
















Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, los encontraron con un grupo de gente a su alrededor, y algunos maestros de la Ley discutían con ellos.
La gente quedó sorprendida al ver a Jesús, y corrieron a saludarlo.
El les preguntó: «¿Sobre qué discutían ustedes con ellos?»
Y uno del gentío le respondió: «Maestro, te he traído a mi hijo, que tiene un espíritu mudo.
En cualquier momento el espíritu se apodera de él, lo tira al suelo y el niño echa espuma por la boca, rechina los dientes y se queda rígido. Les pedí a tus discípulos que echaran ese espíritu, pero no pudieron.»
Les respondió: «¡Qué generación tan incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme al muchacho.»
Y se lo llevaron. Apenas vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al muchacho; cayó al suelo y se revolcaba echando espuma por la boca.
Entonces Jesús preguntó al padre: «¿Desde cuándo le pasa esto?»
Le contestó: «Desde niño. Y muchas veces el espíritu lo lanza al fuego y al agua para matarlo. Por eso, si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos.»
Jesús le dijo: «¿Por qué dices "si puedes"? Todo es posible para el que cree.»
Al instante el padre gritó: «Creo, ¡pero ayuda mi poca fe!»
Cuando Jesús vio que se amontonaba la gente, dijo al espíritu malo: «Espíritu sordo y mudo, yo te lo ordeno: sal del muchacho y no vuelvas a entrar en él.»
El espíritu malo gritó y sacudió violentamente al niño; después, dando un terrible chillido, se fue. El muchacho quedó como muerto, tanto que muchos decían que estaba muerto.
Pero Jesús lo tomó de la mano y le ayudó a levantarse, y el muchacho se puso de pie.
Ya dentro de casa, sus discípulos le preguntaron en privado: «¿Por qué no pudimos expulsar nosotros a ese espíritu?»

Y él les respondió: «Esta clase de demonios no puede echarse sino mediante la oración.»

sábado, 22 de febrero de 2014

Mateo 5, 38-48. Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores, para que así sean hijos de su Padre que está en los Cielos. Porque él hace brillar su sol sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos y pecadores!

















Ustedes han oído que se dijo: «Ojo por ojo y diente por diente.»
Pero yo les digo: No resistan al malvado. Antes bien, si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra.
Si alguien te hace un pleito por la camisa, entrégale también el manto.
Si alguien te obliga a llevarle la carga, llévasela el doble más lejos.
Da al que te pida, y al que espera de ti algo prestado, no le vuelvas la espalda.
Ustedes han oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo y no harás amistad con tu enemigo.»
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores, para que así sean hijos de su Padre que está en los Cielos. Porque él hace brillar su sol sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos y pecadores.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué mérito tiene? También los cobradores de impuestos lo hacen.
Y si saludan sólo a sus amigos, ¿qué tiene de especial? También los paganos se comportan así.

Por su parte, sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo.

viernes, 21 de febrero de 2014

I Pedro 5, 1-4. Apacienten el rebaño de Dios, cuando aparezca el Jefe de los Pastores, recibirán en la Gloria una corona que no se marchita!















Ahora me dirijo a sus Ancianos, dado que yo también soy anciano, y testigo de los sufrimientos de Cristo, y espero ser partícipe de la gloria que ha de manifestarse.
Apacienten el rebaño de Dios, cada cual en su lugar; cuídenlo no de mala gana, sino con gusto, a la manera de Dios; no piensen en ganancias, sino háganlo con entrega generosa;
no actúen como si pudieran disponer de los que están a su cargo, sino más bien traten de ser un modelo para su rebaño.

Así, cuando aparezca el Jefe de los Pastores, recibirán en la Gloria una corona que no se marchita.

Salmo 22. Tú eres mi Dios desde el seno materno. No te alejes de mí, que la angustia está cerca, y no hay nadie que pueda ayudarme!

















Dios mío, Dios mío, ¿por qué me abandonaste? ¡Las palabras que lanzo no me salvan!
Mi Dios, de día llamo y no me atiendes, de noche, mas no encuentro mi reposo.
Tú, sin embargo, estás en el Santuario, de allí sube hasta ti la alabanza de Israel.
En ti nuestros padres esperaron, esperaban y tú los liberabas.
A ti clamaban y quedaban libres, su espera puesta en ti no fue fallida.
Mas yo soy un gusano y ya no un hombre, los hombres de mí tienen vergüenza y el pueblo me desprecia.
Todos los que me ven, de mí se burlan, hacen muecas y mueven la cabeza:
"¡Confía en el Señor, pues que lo libre, que lo salve si le tiene aprecio!"
Me has sacado del vientre de mi madre, me has confiado a sus pechos maternales.
Me entregaron a ti apenas nacido; tú eres mi Dios desde el seno materno.
No te alejes de mí, que la angustia está cerca, y no hay nadie que pueda ayudarme.
Me rodean novillos numerosos y me cercan los toros de Basán.
Amenazándome abren sus hocicos como leones que desgarran y rugen.
Yo soy como el arroyo que se escurre; todos mis huesos se han descoyuntado; mi corazón se ha vuelto como cera, dentro mis entrañas se derriten.
Mi garganta está seca como teja, y al paladar mi lengua está pegada: ya están para echarme a la sepultura.
Como perros de presa me rodean, me acorrala una banda de malvados. Han lastimado mis manos y mis pies.
Con tanto mirarme y observarme pudieron contar todos mis huesos.
Reparten entre sí mis vestiduras y mi túnica la tiran a la suerte.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos; ¡fuerza mía, corre a socorrerme!
Libra tú de la espada mi alma, de las garras del can salva mi vida.

Sálvame de la boca del león, y de los cuernos del toro lo poco que soy.
Yo hablaré de tu Nombre a mis hermanos.

Mateo 16, 13-19. ¿quién soy yo? ¿Quién es el Hijo del Hombre?















Jesús se fue a la región de Cesarea de Filipo. Estando allí, preguntó a sus discípulos: «Según el parecer de la gente, ¿quién soy yo? ¿Quién es el Hijo del Hombre?»
Respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros que eres Elías, o bien Jeremías o alguno de los profetas.»
Jesús les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?»
Pedro contestó: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.»
Jesús le replicó: «Feliz eres, Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos.
Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer.
Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.»

jueves, 20 de febrero de 2014

Marcos 8, 34-38. El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga!















Luego Jesús llamó a sus discípulos y a toda la gente y les dijo: «El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga.
Pues el que quiera asegurar su vida la perderá, y el que sacrifique su vida (por mí y) por el Evangelio, la salvará.
¿De qué le sirve a uno si ha ganado el mundo entero, pero se ha destruido a sí mismo?

¿Qué podría dar para rescatarse a sí mismo?
Yo les aseguro: Si alguno se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga con la Gloria de su Padre rodeado de sus santos ángeles.»



miércoles, 19 de febrero de 2014

Santiago 2, 1-9. Hermanos, si realmente creen en Jesús, nuestro Señor, el Cristo glorioso, no hagan diferencias entre personas!

















Hermanos, si realmente creen en Jesús, nuestro Señor, el Cristo glorioso, no hagan diferencias entre personas.
Supongamos que entra en su asamblea un hombre muy bien vestido y con un anillo de oro y entra también un pobre con ropas sucias,
y ustedes se deshacen en atenciones con el hombre bien vestido. Le dicen: «Tome este asiento, que es muy bueno», mientras que al pobre le dicen: «Quédate de pie», o bien: «Siéntate en el suelo a mis pies».
Díganme, ¿no sería hacer diferencias y hacerlas con criterios pésimos?
Miren, hermanos, ¿acaso no ha escogido Dios a los pobres de este mundo para hacerlos ricos en la fe? ¿No les dará el reino que prometió a quienes lo aman?
Ustedes, en cambio, los desprecian. Sin embargo, son los ricos quienes los aplastan a ustedes y los arrastran ante los tribunales.
¿Y no son ellos los que blasfeman el glorioso nombre de Cristo que ha sido pronunciado sobre ustedes?
Obran bien cuando cumplen la Ley del Reino, tal como está en la Escritura: Ama a tu prójimo como a ti mismo.
Pero si hacen diferencias entre las personas, cometen pecado, y la misma Ley los denuncia como culpables.
Porque si alguien cumple toda la Ley, pero falla en un solo punto, es como si faltara en todo.
Pues el que dijo: No cometerás adulterio, dijo también: No matarás. Si, pues, no cometes adulterio, pero matas, ya has violado la Ley.
Hablen, por tanto, y obren como quienes han de ser juzgados por una ley de libertad.
Habrá juicio sin misericordia para quien no ha sido misericordioso, mientras que la misericordia no tiene miedo al juicio.
Hermanos, si uno dice que tiene fe, pero no viene con obras, ¿de qué le sirve? ¿Acaso lo salvará esa fe?
Si un hermano o una hermana no tienen con qué vestirse ni qué comer,
y ustedes les dicen: «Que les vaya bien, caliéntense y aliméntense», sin darles lo necesario para el cuerpo; ¿de qué les sirve eso?
Lo mismo ocurre con la fe: si no produce obras, muere solita.
Y sería fácil decirle a uno: «Tú tienes fe, pero yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe a través de las obras.
¿Tú crees que hay un solo Dios? Pues muy bien, pero eso lo creen también los demonios y tiemblan».
¿Será necesario demostrarte, si no lo sabes todavía, que la fe sin obras no tiene sentido?
Abrahán, nuestro padre, ¿no fue reconocido justo por sus obras, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?

Ya ves que la fe acompañaba a sus obras, y por las obras su fe llegó a la madurez.
Esto es lo que recuerda la Escritura: Abrahán creyó en Dios, y por eso fue reconocido justo, y fue llamado amigo de Dios.
Entiendan, pues, que uno llega a la verdadera rectitud a través de las obras y no sólo por la fe.
Lo mismo pasó con Rahab, la prostituta: fue admitida entre los justos por sus obras, por haber dado hospedaje a los espías y porque los hizo partir por otro camino.
Porque así como un cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe que no produce obras está muerta.


San Marcos 8, 27-33. ¿Quién dice la gente que soy yo?

















Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos contestaron: «Algunos dicen que eres Juan Bautista, otros que Elías o alguno de los profetas.»
Entonces Jesús les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.»
Pero Jesús les dijo con firmeza que no conversaran sobre él.
Luego comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los notables, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley, que sería condenado a muerte y resucitaría a los tres días.

Jesús hablaba de esto con mucha seguridad. Pedro, pues, lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo.
Pero Jesús, dándose la vuelta, vio muy cerca a sus discípulos. Entonces reprendió a Pedro y le dijo: «¡Pasa detrás de mí, Satanás! Tus ambiciones no son las de Dios, sino de los hombres.»



martes, 18 de febrero de 2014

Santiago 1, 19-27. La religión verdadera y perfecta ante Dios, nuestro Padre, consiste en esto: ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus necesidades y no contaminarse con la corrupción de este mundo!
















Hermanos muy queridos, sean prontos para escuchar, pero lentos para hablar y enojarse, pues la ira del hombre no realiza la justicia de Dios.
Por eso, rechacen la impureza y los excesos del mal y reciban con sencillez la palabra sembrada en ustedes, que tiene poder para salvarlos.
Pongan por obra lo que dice la Palabra y no se conformen con oírla, pues se engañarían a sí mismos.
El que escucha la palabra y no la practica es como aquel hombre que se miraba en el espejo, pero apenas se miraba, se iba y se olvidaba de cómo era.
Todo lo contrario el que fija su atención en la Ley perfecta de la libertad y persevera en ella, no como oyente olvidadizo, sino como activo cumplidor; éste será dichoso al practicarla.
Si alguno se cree muy religioso, pero no controla sus palabras, se engaña a sí mismo y su religión no vale.

La religión verdadera y perfecta ante Dios, nuestro Padre, consiste en esto: ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus necesidades y no contaminarse con la corrupción de este mundo.



COMO NO CREER EN DIOS - WILKINS (MÚSICA Y LETRA)

Salmos 14. Ustedes que frustran la esperanza del pobre, recuerden es Dios su refugio y a el rendiremos cuenta!















Dijo en su corazón el insensato: "¡Mentira, Dios no existe!" Son gente pervertida que hacen cosas infames; ya no hay quien haga el bien.
Se inclina Dios desde el cielo, mira a los hijos de Adán, ¿habrá alguno que valga, siquiera uno que busque al Señor?
Todos están descarriados, y juntos se han corrompido. No queda ni un hombre honrado ni uno de muestra siquiera.
¿No comprenderán esos malhechores que, cuando comen, se comen a mi pueblo ¡No le han pedido a Dios la bendición!
Pero mira: ¡cómo se asustan de repente: Dios estaba entre los justos!
Ustedes frustraban la esperanza del pobre, pero es Dios su refugio.

¿Quién traerá de Sión la salvación de Israel? Cuando a su pueblo Dios traiga de vuelta, habrá alegría en Jacob, Israel será colmado.



San Marcos 8, 22-26. Le trajeron un ciego y le pidieron que lo tocara!





















Cuando llegaron a Betsaida, le trajeron un ciego y le pidieron que lo tocara.
Jesús tomó al ciego de la mano y lo llevó fuera del pueblo. Después le mojó los ojos con saliva, le impuso las manos y le preguntó: «¿Ves algo?»
El ciego, que empezaba a ver, dijo: «Veo como árboles, pero deben ser gente, porque se mueven.»
Jesús le puso nuevamente las manos en los ojos, y el hombre se encontró con buena vista; se recuperó plenamente, y podía ver todo con claridad.

Jesús, pues, lo mandó a su casa, diciéndole: «Ni siquiera entres en el pueblo.»



lunes, 17 de febrero de 2014

Santiago 1, 12-18. Feliz el hombre que soporta pacientemente la prueba!

















Feliz el hombre que soporta pacientemente la prueba, porque, después de probado, recibirá la corona de vida que el Señor prometió a los que lo aman.
Que nadie diga en el momento de la prueba: «Dios me quiere echar abajo.» Porque Dios está a salvo de todo mal y tampoco quiere echar abajo a ninguno.
Cada uno es tentado por su propia codicia, que lo arrastra y lo seduce;
la codicia concibe y da a luz el pecado; el pecado crece y, al final, engendra la muerte.
Hermanos muy queridos, no se equivoquen:
son las cosas buenas y los dones perfectos los que proceden de lo alto y descienden del Padre que es luz; allí no retornan las noches ni pasan las sombras.
Muy libremente nos dio vida y nos hizo hijos suyos mediante la palabra de la verdad, para que fuéramos la flor de su creación.



Salmo 93. Reina el Señor, vestido de grandeza!















Reina el Señor, vestido de grandeza, el Señor se revistió de poder, lo ciñó a su cintura, el mundo está ahora firme e inamovible.
Tu trono está erigido desde siempre, pues tú eres, Señor, desde la eternidad.
Los ríos levantan, Señor, los ríos levantan su voz, los ríos levantan su fragor.

Pero más que el fragor de las aguas, más grandioso que el oleaje de la mar es el Señor, grandioso en las alturas.
Nada hay más seguro que tus palabras, tu casa es el lugar de la santidad, oh Señor, día tras día y para siempre.

Toma mis lagrimas

Marcos 8, 14-21. ¿Están ustedes tan cerrados que, teniendo ojos no ven y teniendo oídos no oyen?


















Los discípulos se habían olvidado de llevar panes, y tan sólo tenían un pan en la barca.
De repente él les hizo esta advertencia: «Abran los ojos y cuídense tanto de la levadura de los fariseos como de la de Herodes.»
Se dijeron unos a otros: «La verdad es que no tenemos pan.»
Jesús se dio cuenta y les dijo: «¿Por qué estos cuchicheos? ¿Porque no tienen pan? ¿Todavía no entienden ni se dan cuenta? ¿Están ustedes tan cerrados que, teniendo ojos no ven y teniendo oídos no oyen? ¿No recuerdan cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas? ¿Cuántos canastos llenos de pedazos recogieron?» Respondieron: «Doce».
«Y cuando repartí los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántos cestos llenos de sobras recogieron?» Contestaron: «Siete».
Entonces Jesús les dijo: «¿Y aún no entienden?»





Oracion de Salvacion

domingo, 16 de febrero de 2014

Santiago 1, 1-11. Paciencia en las pruebas, pide con fe, sin vacilar, porque el que vacila se parece a las olas del mar que están a merced del viento!















Santiago, servidor de Dios y de Cristo Jesús el Señor, saluda a las doce tribus dispersas en medio de las naciones. 
Paciencia en las pruebas Hermanos, considérense afortunados cuando les toca soportar toda clase de pruebas.
Esta puesta a prueba de la fe desarrolla la capacidad de soportar,
y la capacidad de soportar debe llegar a ser perfecta, si queremos ser perfectos, completos, sin que nos falte nada.
Si alguno de ustedes ve que le falta sabiduría, que se la pida a Dios, pues da con agrado a todos sin hacerse rogar. El se la dará.
Pero hay que pedir con fe, sin vacilar, porque el que vacila se parece a las olas del mar que están a merced del viento.
Esa gente no puede esperar nada del Señor, son personas divididas y toda su existencia será inestable.

El hermano de condición humilde debe alegrarse cuando su situación mejora, y el rico, cuando se ve rebajado; porque pasará como la flor del campo.
Se levanta el sol y empieza el calor, seca la hierba y marchita la flor, y pierde toda su gracia. Así también el rico verá decaer sus negocios.



San Marcos 8, 11-13. ¿Por qué esta gente pide una señal?


















Vinieron los fariseos y empezaron a discutir con Jesús. Querían ponerlo en apuros, y esperaban de él una señal que viniera del Cielo.
Jesús suspiró profundamente y exclamó: «¿Por qué esta gente pide una señal? Yo les digo que a esta gente no se le dará ninguna señal.»

Y dejándolos, subió a la barca y se fue al otro lado del lago.







jueves, 13 de febrero de 2014

Marcos 7, 31-37. Hace oír a los sordos y hablar a los mudos!













 








Saliendo de las tierras de Tiro, Jesús pasó por Sidón y, dando la vuelta al lago de Galilea, llegó al territorio de la Decápolis.
Allí le presentaron un sordo que hablaba con dificultad, y le pidieron que le impusiera la mano.
Jesús lo apartó de la gente, le metió los dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua.
En seguida levantó los ojos al cielo, suspiró y dijo: «Effetá», que quiere decir: «Abrete. »
Al instante se le abrieron los oídos, le desapareció el defecto de la lengua y comenzó a hablar correctamente.

Jesús les mandó que no se lo dijeran a nadie, pero cuanto más insistía, tanto más ellos lo publicaban.
Estaban fuera de sí y decían muy asombrados: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»



martes, 11 de febrero de 2014

San Marcos 7, 14-23. Lo que hace impura a la persona es lo que ha salido de su propio corazón!














Jesús volvió a llamar a la gente y empezó a decirles: «Escúchenme todos y traten de entender.
Ninguna cosa que de fuera entra en la persona puede hacerla impura; lo que hace impura a una persona es lo que sale de ella.
El que tenga oídos, que escuche.»
Cuando Jesús se apartó de la gente y entró en casa, sus discípulos le preguntaron sobre lo que había dicho.
El les respondió: «¿También ustedes están cerrados? ¿No comprenden que nada de lo que entra de fuera en una persona puede hacerla impura?
Pues no entra en el corazón, sino que va al estómago primero y después al basural.»
Así Jesús declaraba que todos los alimentos son puros. Y luego continuó: «Lo que hace impura a la persona es lo que ha salido de su propio corazón.
Los pensamientos malos salen de dentro, del corazón: de ahí proceden la inmoralidad sexual, robos, asesinatos,
infidelidad matrimonial, codicia, maldad, vida viciosa, envidia, injuria, orgullo y falta de sentido moral.
Todas estas maldades salen de dentro y hacen impura a la persona.»



domingo, 9 de febrero de 2014

San Marcos 6, 53-56. todos los que lo tocaban quedaban sanos!














Terminada la travesía, llegaron a Genesaret y amarraron allí la barca.
Apenas se bajaron, la gente lo reconoció, y corrieron a dar la noticia por toda aquella región. Empezaron a traer a los enfermos en sus camillas al lugar donde él estaba, y en todos los lugares adonde iba, pueblos, ciudades o aldeas, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que les dejara tocar al menos el fleco de su manto. Y todos los que lo tocaban quedaban sanos.



sábado, 8 de febrero de 2014

Isaías 58, 7-10. Si en tu casa no hay más gente explotada, si apartas el gesto amenazante y las palabras perversas; si das al hambriento lo que deseas para ti y sacias al hombre oprimido, brillará tu luz en las tinieblas, y tu obscuridad se volverá como la claridad del mediodía!







 












Compartirás tu pan con el hambriento, los pobres sin techo entrarán a tu casa, vestirás al que veas desnudo y no volverás la espalda a tu hermano.
Entonces tu luz surgirá como la aurora y tus heridas sanarán rápidamente. Tu recta obrar marchará delante de ti y la Gloria de Yavé te seguirá por detrás.
Entonces, si llamas a Yavé, responderá. Cuando lo llames, dirá: «Aquí estoy.» Si en tu casa no hay más gente explotada, si apartas el gesto amenazante y las palabras perversas; si das al hambriento lo que deseas para ti y sacias al hombre oprimido, brillará tu luz en las tinieblas, y tu obscuridad se volverá como la claridad del mediodía.