sábado, 28 de diciembre de 2013

Salmos 127. Feliz el hombre que con tales flechas ha llenado su aljaba, cuando a la puerta vayan a litigar, sus contrarios no los harán callar!













Si el Señor no construye la casa en vano trabajan los albañiles; si el Señor no protege la ciudad, en vano vigila el centinela.
En vano te levantas tan temprano y te acuestas tan tarde, y con tanto sudor comes tu pan: él lo da a sus amigos mientras duermen.
Un regalo del Señor son los hijos, recompensa, el fruto de las entrañas.
Como flechas en manos del guerrero son los hijos de la juventud.

Feliz el hombre que con tales flechas ha llenado su aljaba, cuando a la puerta vayan a litigar,
sus contrarios no los harán callar.



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