¡Oh Dios, no descanses, no te calles, oh Dios, no te quedes impasible!
cuando tus enemigos hacen estruendo y los que te odian levantan la cabeza.
Traman un complot contra tu pueblo, conspiran contra tus protegidos.
"Vengan, dicen, no sean más nación, y que nadie recuerde el nombre de Israel".
Se pusieron todos de acuerdo, sellaron una alianza contra ti:
los clanes de Edom y de Ismael, los de Moab y los hijos de Agar,
los de Guebal, Amón y de Amalec, los filisteos y la gente de Tiro;
hasta los de Asur se unieron a ellos y prestaron su fuerza a los hijos de Lot.
Haz que corran la suerte de Madian, de Sísera y Jabín en el valle de Cisón,
que fueron exterminados junto a Endor, y de abono sirvieron a la tierra.
Trata a sus príncipes como a Oreb y a Zeb, y como a Zebáh y Salmaná a sus capitanes,
que habían dicho: "Nosotros conquistaremos los dominios de Dios".
Dios mío, trátalos como un torbellino, como paja llevada por el viento;
como incendio que arrasa con el bosque, como fuego que corre por los montes,
así persíguelos con tu tormenta y llénalos de terror con tu huracán.
Cúbreles la cara de vergüenza. tal vez así, Señor, busquen tu nombre.
Que se confundan y espanten para siempre, que sean humillados y perezcan.
Sepan que sólo tú te llamas Señor, y eres Altísimo en toda la tierra.
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