domingo, 5 de abril de 2015

Mateo 28, 8-15. Paz a ustedes




























Ellas se fueron al instante del sepulcro, con temor, pero con una alegría inmensa a la vez, y corrieron a llevar la noticia a los discípulos.

En eso Jesús les salió al encuentro en el camino y les dijo: «Paz a ustedes.» Las mujeres se acercaron, se abrazaron a sus pies y lo adoraron.

Jesús les dijo en seguida: «No tengan miedo. Vayan ahora y digan a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allí me verán.»


Mientras las mujeres iban, unos guardias corrieron a la ciudad y contaron a los jefes de los sacerdotes todo lo que había pasado.

Estos se reunieron con las autoridades judías y acordaron dar a los soldados una buena cantidad de dinero para que dijeran: «Los discípulos de Jesús vinieron de noche y, como estábamos dormidos, se robaron el cuerpo.

Si esto llega a oídos de Pilato, nosotros lo arreglaremos para que no tengan problemas.» Los soldados recibieron el dinero e hicieron como les habían dicho.

De ahí salió la mentira que ha corrido entre los judíos hasta el día de hoy.

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