Dios es nuestro refugio y fortaleza, socorro siempre a mano en momentos de angustia.
Por eso, si hay temblor no temeremos, o si al fondo del mar caen los montes; aunque sus aguas rujan y se encrespen y los montes a su ímpetu retiemblen: El Señor Sabaot está con nosotros, es nuestro baluarte el Dios de Jacob.
Un río, sus brazos regocijan a la ciudad de Dios, santifica las moradas del Altísimo.
Dios está en ella, no puede ceder, Dios la socorre al despuntar la aurora.
Los pueblos bramaban, los reinos en marcha se ponían... El eleva su voz y el mundo se hunde.
El Señor Sabaot está con nosotros, es nuestro baluarte el Dios de Jacob.
Vengan a ver las hazañas del Señor, y los estragos que causó a la tierra.
Pone fin a la guerra en todo el país, rompe el arco y en dos parte la lanza y consume los carros en el fuego.
Paren y reconozcan que soy Dios, muy por encima de los pueblos y muy alto sobre la tierra.
El Señor Sabaot está con nosotros, es nuestro baluarte el Dios de Jacob.
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