martes, 29 de noviembre de 2016
viernes, 19 de agosto de 2016
jueves, 28 de julio de 2016
San Francisco de Asís. "Hazme instrumento de tu paz"
"Hazme instrumento de tu paz"
Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe.
Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.
Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar, ser comprendido, cuanto comprender, ser amado, cuanto amar.
Porque es dándose como se recibe, es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo, es perdonando, como se es perdonado, es muriendo como se resucita a la vida eterna.
(Autoría atribuída a San Francisco de Asís)
martes, 26 de julio de 2016
domingo, 24 de julio de 2016
Salmos 126. Los que siembran entre lágrimas cosecharán entre gritos de alegría!
Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión, nos parecía estar soñando; nuestra boca se llenaba de risa y nuestra lengua de gritos de alegría. Entonces entre los paganos se decía: "¡Qué grandes cosas no ha hecho el Señor por ellos!"
Sí, grandes cosas ha hecho el Señor por nosotros, rebosábamos de gozo.
Haz que vuelvan, Señor, nuestros cautivos, como riachuelos en tierras áridas.
Los que siembran entre lágrimas cosecharán entre gritos de alegría.
Se van, se van llorando los que siembran la semilla, pero regresarán cantando trayendo sus gavillas.
lunes, 18 de julio de 2016
viernes, 10 de junio de 2016
Salmo 98. Entonen al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas, la salvación provino de su diestra, de su brazo de santidad!
Entonen al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas, la salvación provino de su diestra, de su brazo de santidad.
El Señor dio a conocer su salvación, les hizo ver a los paganos su justicia, se acordó de su amor y fidelidad en favor de la casa de Israel. Todos, hasta los confines del mundo, han visto la salvación de nuestro Dios.
¡Aclamen al Señor, toda la tierra, estallen en gritos de alegría!
¡Canten con la cítara al Señor, con la cítara y al son de la salmodia, al son de la trompeta y del cuerno aclamen el paso del Rey, el Señor!
¡Rujan el mar y todo lo que contiene, el mundo y todos los que lo habitan!
Aplaudan los ríos y los montes griten de alegría delante del Señor, porque ya viene, porque ya viene a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia y a los pueblos según su derecho.
miércoles, 8 de junio de 2016
martes, 7 de junio de 2016
lunes, 6 de junio de 2016
jueves, 12 de mayo de 2016
miércoles, 11 de mayo de 2016
martes, 10 de mayo de 2016
domingo, 8 de mayo de 2016
jueves, 5 de mayo de 2016
martes, 3 de mayo de 2016
domingo, 1 de mayo de 2016
Salmo 37. La salvación de los justos viene del Señor, él es su refugio en tiempos de angustia!
No te acalores, pensando en los malos ni envidies a los que cometen maldad.
Muy pronto se marchitarán como la hierba, se secarán como el verdor de los prados.
Confía en el Señor y haz el bien, habita en tu tierra y come tranquilo.
Pon tu alegría en el Señor, él te dará lo que ansió tu corazón.
Encomienda al Señor tus empresas, confía en él que lo hará bien.
Hará brillar tus méritos como la luz y tus derechos como el sol del mediodía.
Cállate ante el Señor y espéralo; no te indignes por el aprovechador, por el que atropella al pobre y al pequeño.
Calma tu enojo, renuncia al rencor, no te exasperes, que te haría mal.
Pues los malvados serán extirpados y tendrán la tierra los que esperan al Señor.
Sólo un momento y ya no está el impío, si buscas dónde estaba ya no lo encontrarás.
Los humildes heredarán la tierra y será grande su prosperidad.
El malo conspira contra el justo, y rechina los dientes contra él.
Pero el Señor se burla de él, porque ve que le llega su hora.
Han desenvainado la espada los malvados y tensado su arco para matar al justo.
Pero su espada les traspasa el corazón y sus arcos se rompen.
Al que es justo le va mejor con poco que al malvado con toda su riqueza.
Porque al malo le quebrarán los brazos, en cambio a los justos los apoya el Señor.
El Señor cuida los días de los buenos, su herencia será eterna.
Cuando haya escasez no tendrán problemas y tendrán qué comer cuando arrecie el hambre.
Pero los impíos perecerán y sus hijos mendigarán el pan. Los que odian al Señor desaparecen como flores del prado, y se desvanecen como el humo.
El impío pide fiado y no devuelve, pero el justo es compasivo y comparte.
Los que él bendice poseerán la tierra, y los que él maldice serán eliminados.
El Señor guía los pasos del hombre; lo afirma si le gusta su conducta.
Si el bueno cae, no se queda en tierra, porque el Señor lo tiene de la mano.
Fui joven y ahora soy viejo, pero nunca vi a un justo abandonado.
No se ha cansado de dar y prestar: en sus hijos se notará la bendición.
Apártate del mal y haz el bien, y tendrás una casa para siempre.
Porque el Señor ama lo que es justo y no abandona jamás a sus amigos. Los pecadores perecerán para siempre y se acabará la raza de los malos.
Los justos poseerán la tierra y habitarán en ella para siempre.
Medita el justo los dichos de los sabios y si habla, expresa lo que es justo.
Con la ley del Señor en su corazón, sus pasos no vacilan.
El malvado anda espiando al justo y trata siempre de darle muerte.
Pero el Señor no lo deja en sus manos ni permite que sus jueces lo condenen.
Espera en el Señor y sigue su camino, él te librará de los impíos, y te mantendrá hasta que heredes la tierra; presenciarás la caída de los malos.
He visto al impío, vuelto tirano, elevarse como un cedro del Líbano.
Pasé de nuevo, pero ya no estaba, lo busqué, pero no lo encontré.
Observa al perfecto, mira al hombre recto: toda una posteridad tendrá el hombre de paz.
Los pecadores, en cambio, de una vez se irán, la raza de los malos será exterminada.
La salvación de los justos viene del Señor, él es su refugio en tiempos de angustia.
El Señor los ayuda y los libera, salva a cuantos confiaron en él.
viernes, 29 de abril de 2016
jueves, 28 de abril de 2016
Salmo 57. Yo clamo al Dios Altísimo, que brille su gloria en toda la tierra!
Piedad de mí, oh Dios, piedad de mí, pues en ti se refugia el alma mía, a la sombra de tus alas me cobijo hasta que haya pasado la tormenta.
Yo clamo al Dios Altísimo, al Dios que de mí cuida.
Que del cielo mande alguien a salvarme de las manos de aquellos que me acosan; envíe Dios su gracia y su verdad.
Yo duermo rodeado de leones, que devoran a los hijos de los hombres, sus dientes son lanzas y flechas, su lengua es una espada acerada.
Muéstrate, oh Dios, por encima de los cielos, y que brille tu luz en toda la tierra.
Habían tendido un lazo en mi camino, allí querían que cayera; ante mí cavaron una trampa pero ellos cayeron dentro.
Oh Dios, mi corazón está dispuesto, mi corazón está atento, quiero cantar y tocar para ti.
Despiértate, corazón mío, despiértense arpas y cítaras, que quiero a la aurora despertar.
Te alabaré, Señor, entre los pueblos, te cantaré en todas las provincias, pues tu amor está a la altura de los cielos y tu verdad se eleva hasta las nubes.
Muéstrate, oh Dios, por encima de los cielos, y que brille tu gloria en toda la tierra.
Mateo 28, 16-20. Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos
Por su parte, los Once discípulos partieron para Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Cuando vieron a Jesús, se postraron ante él, aunque algunos todavía dudaban.
Jesús se acercó y les habló así: "Me ha sido dada toda autoridad en el Cielo y en la tierra.
Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bauticen los en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia."
martes, 26 de abril de 2016
Salmo 122. ¡Vamos a la casa del Señor!
Me puse alegre cuando me dijeron: "¡Vamos a la casa del Señor!"
Ahora nuestros pasos se detienen delante de tus puertas, Jerusalén.
Jerusalén, edificada cual ciudad en que todo se funde en la unidad.
Allá suben las tribus, las tribus del Señor, la asamblea de Israel, para alabar el Nombre del Señor.
Pues allí están las cortes de justicia, los ministerios de la casa de David.
Para Jerusalén pidan la paz: "¡Que vivan tranquilos los que te aman!
¡Que la paz guarde tus muros y haya seguridad en tus palacios!"
Por mis hermanos y por mis amigos quiero decir: "¡La paz esté contigo!"
Por la casa del Señor nuestro Dios, pido para ti la felicidad.
jueves, 14 de abril de 2016
martes, 12 de abril de 2016
lunes, 11 de abril de 2016
domingo, 10 de abril de 2016
domingo, 3 de abril de 2016
martes, 29 de marzo de 2016
jueves, 24 de marzo de 2016
miércoles, 23 de marzo de 2016
martes, 22 de marzo de 2016
Salmo 69. Celebraré con un canto el nombre de Dios, proclamaré sus grandezas, le daré gracias!
Oh Dios, sálvame, que las aguas me llegan hasta el cuello.
Me estoy hundiendo en un cieno profundo, y no hay dónde apoyarme. Me vi arrastrado a profundas aguas y las olas me cubren.
Me agoto de gritar, me arde la garganta, y mis ojos se cansan de esperar a mi Dios.
Más que los cabellos de mi cabeza son los que me odian sin motivo. Son más fuertes que yo los que con calumnias me persiguen. ¿Cómo devolveré lo que no he robado?
Tú sabes, oh Dios, si me he extraviado, pues no te están escondidos mis errores.
No avergüences por mí a los que en ti esperan, Señor, Dios Sabaot, ni humilles por causa mía a los que te buscan, oh Dios de Israel.
Por ti fue que soporté el insulto, y la vergüenza me cubrió la cara; me volví como un extraño a mis hermanos, un desconocido para los hijos de mi madre.
El celo de tu casa me devora, los insultos de los que te insultan recaen sobre mí.
Si me aflijo con ayunos, eso me vale insultos; si me visto de saco, ellos se burlan de mí.
Se ríen de mí los que se sientan en la plaza, y a los bebedores doy un tema de canción.
Pero a ti, oh Dios, sube mi oración, sea ése el día de tu favor. Según tu gran bondad, oh Dios, responde me, sálvame tú que eres fiel.
Sácame del barro, que no me hunda; libra me del vértigo del agua profunda.
Que las olas no me sumerjan, ni me trague el torbellino ni el pozo cierre sobre mí su boca.
Responde me, Señor, pues tu amor es bondad, vuélvete hacia mí por tu gran misericordia.
No escondas a tu siervo tu rostro, me siento angustiado, responde me pronto.
Ven, acércate a mí y rescata me, libra me de tantos enemigos.
Tú conoces mi humillación, mis adversarios están todos a tu vista.
Tanta ofensa me ha partido el corazón, mi vergüenza y confusión son irremediables. Esperé compasión, pero fue en vano, alguien que me consolara, y no lo hallé.
En mi comida me echaron veneno, y para la sed me dieron vinagre.
Que un traidor los invite a cenar, y se vuelva una trampa su banquete.
Que pierdan la vista y queden a ciegas, que siempre caminen encorvados.
Arroja sobre ellos tu furor, que los alcance el fuego de tu ira.
Que su propiedad quede devastada y sus carpas sin habitantes, porque persiguieron al que tú heriste y aumentaron los dolores de tu víctima.
Impútales falta tras falta y que de ellas nunca se libren; sean borrados del libro de los vivos, no sean inscritos en la lista de los justos.
¡Pero a mí, humillado y afligido, que me levante, oh Dios, tu ayuda!
Celebraré con un canto el nombre de Dios, proclamaré sus grandezas, le daré gracias.
Esto le agradará al Señor más que una víctima, más que un ternero con cuernos y pezuñas.
Vean esto, los humildes, y regocíjense. ¡Reanímense, los que buscan al Señor!
Pues el Señor escucha a los pobres, no desdeña a los suyos prisioneros.
Que lo aclamen los cielos y la tierra, los mares y cuanto bulle en su interior.
Pues Dios salvará a Sión y reconstruirá las ciudades de Judá: allí habrá de nuevo casas y propiedades.
Los hijos de sus siervos serán los herederos, y allí morarán los que aman su Nombre.
lunes, 21 de marzo de 2016
Juan 13, 21-38. Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Ustedes deben amarse unos a otros como yo los he amado!
Tras decir estas cosas, Jesús se conmovió en su espíritu y dijo con toda claridad: «En verdad les digo: uno de ustedes me va a entregar.»
Los discípulos se miraron unos a otros, pues no sabían a quién se refería.
Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba recostado junto a él en la mesa, y Simón Pedro le hizo señas para que le preguntara de quién hablaba.
Se volvió hacia Jesús y le preguntó: «Señor, ¿quién es?»
Jesús le contestó: «Voy a mojar un pedazo de pan en el plato. Aquél al cual se lo dé, ése es.» Jesús mojó un pedazo de pan y se lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón.
Apenas Judas tomó el pedazo de pan, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto.»
Ninguno de los que estaban a la mesa comprendió por qué Jesús se lo decía.
Como Judas tenía la bolsa común, algunos creyeron que Jesús quería decirle: «Compra lo que nos hace falta para la fiesta.», o bien: «da algo a los pobres.»
Judas se comió el pedazo de pan y salió inmediatamente. Era de noche.
Cuando Judas salió, Jesús dijo: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre y Dios es glorificado en él.
Por lo tanto, Dios lo va a a introducir en su propia Gloria, y lo glorificará muy pronto.
Hijos míos, yo estaré con ustedes por muy poco tiempo. Me buscarán, y como ya dije a los judíos, ahora se lo digo a ustedes: donde yo voy, ustedes no pueden venir.
Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Ustedes deben amarse unos a otros como yo los he amado.
En esto reconocerán todos que son mis discípulos, en que se amen unos a otros.»
Simón Pedro le preguntó: «Señor, ¿adónde vas?» Jesús le respondió: «Adonde yo voy no puedes seguirme ahora, pero me seguirás más tarde.»
Pedro le dijo: «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Estoy dispuesto a dar mi vida por ti.»
Jesús le respondió: «¿Dar tú la vida por mí? En verdad te digo que antes de que cante el gallo me habrás negado tres veces.»
domingo, 20 de marzo de 2016
martes, 15 de marzo de 2016
domingo, 13 de marzo de 2016
Juan 8, 12-20. Ustedes no me conocen a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre!
Jesús les habló de nuevo diciendo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida.»
Los fariseos replicaron: «Estás hablando en tu propio favor; tu testimonio no vale nada.»
Jesús les contestó: «Aunque yo hable en mi favor, mi declaración vale, porque yo sé de dónde he venido y adónde voy. Ustedes son los que no saben de dónde he venido ni adónde voy.
Ustedes juzgan con criterios humanos; yo no juzgo a nadie.
Y si yo tuviera que juzgar, mi juicio sería válido, porque yo no estoy solo; el Padre que me envió está conmigo.
En la Ley de ustedes está escrito que con dos personas el testimonio es válido.
Yo doy testimonio de mí mismo, y también el Padre que me ha enviado da testimonio de mí.»
Le preguntaron: «¿Dónde está tu Padre?» Jesús les contestó: «Ustedes no me conocen a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre.»
Jesús dijo estas cosas en el lugar donde se reciben las ofrendas, cuando estaba enseñando en el Templo, pero nadie lo tomó preso, porque aún no había llegado su hora.
lunes, 7 de marzo de 2016
domingo, 6 de marzo de 2016
Juan 4, 43-54. Si ustedes no ven señales y prodigios, no creen!
Pasados los dos días, Jesús partió de allí para Galilea.
El había afirmado que un profeta no es reconocido en su propia tierra.
Sin embargo los galileos lo recibieron muy bien al llegar, porque habían visto todo lo que Jesús había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues ellos también habían ido a la fiesta.
Jesús volvió a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real en Cafarnaún que tenía un hijo enfermo.
Al saber que Jesús había vuelto de Judea a Galilea, salió a su encuentro para pedirle que fuera a sanar a su hijo, que se estaba muriendo.
Jesús le dio esta respuesta: «Si ustedes no ven señales y prodigios, no creen.»
El funcionario le dijo: «Señor, ten la bondad de venir antes de que muera mi hijo.»
Jesús le contestó: «Puedes volver, tu hijo está vivo.» El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino.
Al llegar a la bajada de los cerros, se topó con sus sirvientes que venían a decirle que su hijo estaba sano.
Les preguntó a qué hora se había mejorado el niño, y le contestaron: «Ayer, a la una de la tarde, se le quitó la fiebre.»
El padre comprobó que a esa misma hora Jesús le había dicho: «Tu hijo está vivo.» Y creyó él y toda su familia.
Esta es la segunda señal milagrosa que hizo Jesús. Acababa de volver de Judea a Galilea.
martes, 1 de marzo de 2016
lunes, 29 de febrero de 2016
domingo, 28 de febrero de 2016
Salmo 42. ¿Qué te abate, alma mía; por qué gimes en mí?
Como anhela la cierva estar junto al arroyo, así mi alma desea, Señor, estar contigo.
Sediento estoy de Dios, del Dios de vida; ¿cuándo iré a contemplar el rostro del Señor?
Lágrimas son mi pan de noche y día, cuando oigo que me dicen sin cesar: "¿Dónde quedó su Dios?"
Es un desahogo para mi alma, acordarme de aquel tiempo, en que iba con los nobles hasta la casa de Dios, entre vivas y cantos de la turba feliz.
¿Qué te abate, alma mía; ¿por qué gimes en mí? Pon tu confianza en Dios que aún le cantaré a mi Dios Salvador.
Mi alma está deprimida, por eso te recuerdo desde el Jordán y el Hermón a ti, humilde colina.
El eco de tus cascadas resuena en los abismos, tus torrentes y tus olas han pasado sobre mí.
Quiera Dios dar su gracia de día, y de noche a solas le cantaré, oraré al Dios de mi vida.
A Dios, mi Roca, le hablo: ¿Por qué me has olvidado? ¿Por qué debo andar triste, bajo la opresión del enemigo?
Mis adversarios me insultan y se me quiebran los huesos al oír que a cada rato me dicen: "¿Dónde quedó tu Dios?"
¿Qué te abate, alma mía; por qué gimes en mí? Pon tu confianza en Dios que aún le cantaré a mi Dios salvador.
jueves, 25 de febrero de 2016
miércoles, 24 de febrero de 2016
martes, 23 de febrero de 2016
lunes, 22 de febrero de 2016
domingo, 21 de febrero de 2016
jueves, 18 de febrero de 2016
miércoles, 17 de febrero de 2016
martes, 16 de febrero de 2016
lunes, 15 de febrero de 2016
domingo, 14 de febrero de 2016
Salmo 19. Guarda a tu siervo también de la soberbia, que nunca me domine!
Los cielos cuentan la gloria del Señor, proclama el firmamento la obra de sus manos.
Un día al siguiente le pasa el mensaje y una noche a la otra se lo hace saber.
No hay discursos ni palabras ni voces que se escuchen, mas por todo el orbe se capta su ritmo, y el mensaje llega hasta el fin del mundo.
Al sol le fijó una tienda en lontananza, de allí sale muy alegre, como un esposo que deja su alcoba, como atleta, a correr su carrera.
Sale de un extremo de los cielos y en su vuelta, que alcanza al otro extremo, no hay nada que se escape a su calor.
La ley del Señor es perfecta, es remedio para el alma, toda declaración del Señor es cierta y da al sencillo la sabiduría.
Las ordenanzas del Señor son rectas y para el corazón son alegría. Los mandamientos del Señor son claros y son luz para los ojos.
El temor del Señor es un diamante, que dura para siempre; los juicios del Señor son verdad, y todos por igual se verifican.
Son más preciosos que el oro, valen más que montones de oro fino; más que la miel es su dulzura, más que las gotas del panal.
También son luz para tu siervo, guardarlos es para mí una riqueza.
Pero, ¿quién repara en sus deslices? Limpia me de los que se me escapan.
Guarda a tu siervo también de la soberbia, que nunca me domine. Así seré perfecto y limpio de pecados graves.
¡Ojalá te gusten las palabras de mi boca, esta meditación a solas ante ti, oh Señor, mi Roca y Redentor!
jueves, 11 de febrero de 2016
martes, 9 de febrero de 2016
lunes, 8 de febrero de 2016
domingo, 7 de febrero de 2016
Salmo 132. Del fruto de tus entrañas pondré a alguien en tu trono!
Señor, ten le en cuenta a David su total disponibilidad, cuando hizo un juramento al Señor, una promesa al Fuerte de Jacob: "No entraré en la tienda, que es mi casa, ni me tenderé en el lecho donde descanso, no concederé el sueño a mis ojos ni descanso a mis párpados hasta que halle un lugar para el Señor, una morada para el Fuerte de Jacob".
Hemos sabido que el Arca está en Efrata, la encontramos en los campos de Jaar.
Entremos, pues, en su morada, postré monos ante la tarima de sus pies.
¡Levántate, Señor, y ven a tu reposo, tú y el Arca de tu fuerza!
¡Que tus sacerdotes se revistan de justicia y tus fieles griten de alegría!
Por amor a David, tu servidor, no apartes la cara de tu ungido.
El Señor se lo juró a David, verdad de la que no se desdecirá: "Del fruto de tus entrañas pondré a alguien en tu trono.
Si tus hijos guardaren mi alianza y mis testimonios que les he enseñado, también sus hijos para siempre se sentarán en tu trono".
Y el Señor escogió a Sión, quiso que fuera su residencia: "Aquí está mi descanso para siempre, en ella moraré, pues yo lo quise.
Sus graneros los bendeciré y a sus pobres los saciaré de pan.
De gloria revestiré a sus sacerdotes y sus fieles gritarán de júbilo.
Allí haré brotar un cuerno para David, allí pondré una lámpara para mi ungido.
Cubriré de vergüenza a sus enemigos mientras sobre él brillará su diadema".
lunes, 1 de febrero de 2016
Salmo 24. ¿Quién es ese Rey de la gloria? Es Yahvé, Dios de los Ejércitos, él es el Rey de la Gloria!
Del Señor es la tierra y lo que contiene, el mundo y todos sus habitantes; pues él la edificó sobre los mares, y la puso más arriba que las aguas.
¿Quién subirá a la montaña del Señor? ¿quién estará de pie en su santo recinto?
El de manos limpias y de puro corazón, el que no pone su alma en cosas vanas ni jura con engaño.
Ese obtendrá la bendición del Señor y la aprobación de Dios, su salvador.
Así es la raza de los que Le buscan, de los que buscan tu rostro, ¡Dios de Jacob!
¡Ea puertas, levanten sus dinteles, elévense, portones eternos, y que pase el Rey de la gloria!
¿Quién es ese Rey de la gloria? El Señor, el fuerte, el poderoso, el Señor, valiente en la batalla.
¡Puertas, levanten sus dinteles, elévense, portones eternos y que pase el Rey de la gloria!
¿Quién es ese Rey de la gloria? Es Yahvé, Dios de los Ejércitos, él es el Rey de la Gloria.
Lucas 2, 22-40. El niño crecía y se desarrollaba lleno de sabiduría, y la gracia de Dios permanecía con él!
Asimismo, cuando llegó el día en que, de acuerdo a la Ley de Moisés, debían cumplir el rito de la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, tal como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor.
También ofrecieron el sacrificio que ordena la Ley del Señor: una pareja de tórtolas o dos pichones.
Había entonces en Jerusalén un hombre muy piadoso y cumplidor a los ojos de Dios, llamado Simeón. Este hombre esperaba el día en que Dios atendiera a Israel, y el Espíritu Santo estaba con él.
Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no moriría antes de haber visto al Mesías del Señor.
El Espíritu también lo llevó al Templo en aquel momento. Como los padres traían al niño Jesús para cumplir con él lo que mandaba la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios con estas palabras: Ahora, Señor, ya puedes dejar que tu servidor muera en paz como le has dicho.
Porque mis ojos han visto a tu salvador, que has preparado y ofreces a todos los pueblos, luz que se revelará a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel.
Su padre y su madre estaban maravillados por todo lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Mira, este niño traerá a la gente de Israel ya sea caída o resurrección. Será una señal impugnada en cuanto se manifieste, mientras a ti misma una espada te atravesará el alma. Por este medio, sin embargo, saldrán a la luz los pensamientos íntimos de los hombres.»
Había también una profetisa muy anciana, llamada Ana, hija de Fanuel de la tribu de Aser. No había conocido a otro hombre que a su primer marido, muerto después de siete años de matrimonio.
Permaneció viuda, y tenía ya ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo día y noche al Señor con ayunos y oraciones.
Llegó en aquel momento y también comenzó a alabar a Dios hablando del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.
Una vez que cumplieron todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
El niño crecía y se desarrollaba lleno de sabiduría, y la gracia de Dios permanecía con él.
domingo, 31 de enero de 2016
Marcos 5, 1-20. ¡No te metas conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo! Te ruego por Dios que no me atormentes!
Llegaron a la otra orilla del lago, que es la región de los gerasenos.
Apenas había bajado Jesús de la barca, un hombre vino a su encuentro, saliendo de entre los sepulcros, pues estaba poseído por un espíritu malo.
El hombre vivía entre los sepulcros, y nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas.
Varias veces lo habían amarrado con grillos y cadenas, pero él rompía las cadenas y hacía pedazos los grillos, y nadie lograba dominarlo.
Día y noche andaba por los cerros, entre los sepulcros, gritando y lastimándose con piedras.
Al divisar a Jesús, fue corriendo y se echó de rodillas a sus pies.
Entre gritos le decía: ¡No te metas conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo! Te ruego por Dios que no me atormentes.
Es que Jesús le había dicho: «Espíritu malo, sal de este hombre.»
Cuando Jesús le preguntó: ¿Cómo te llamas?, contestó: Me llamo Multitud, porque somos muchos.
Y rogaban insistentemente a Jesús que no los echara de aquella región.
Había allí una gran piara de cerdos comiendo al pie del cerro.
Los espíritus le rogaron: Envíanos a esa piara y déjanos entrar en los cerdos. Y Jesús se lo permitió.
Entonces los espíritus malos salieron del hombre y entraron en los cerdos; en un instante las piaras se arrojaron al agua desde lo alto del acantilado y todos los cerdos se ahogaron en el lago.
Los cuidadores de los cerdos huyeron y contaron lo ocurrido en la ciudad y por el campo, de modo que toda la gente fue a ver lo que había sucedido.
Se acercaron Jesús y vieron al hombre endemoniado, el que había estado en poder de la Multitud, sentado, vestido y en su sano juicio. Todos se asustaron.
Los testigos les contaron lo ocurrido al endemoniado y a los cerdos, y ellos rogaban a Jesús que se alejara de sus tierras.
Cuando Jesús subía a la barca, el hombre que había tenido el espíritu malo le pidió insistentemente que le permitiera irse con él.
Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa con los tuyos y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y cómo ha tenido compasión de ti.
El hombre se fue y empezó a proclamar por la región de la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; y todos quedaban admirados.
jueves, 28 de enero de 2016
viernes, 22 de enero de 2016
Marcos 3, 22-29. En cambio el que calumnie al Espíritu Santo, no tendrá jamás perdón, pues se queda con un pecado que nunca lo dejará!
Mientras tanto, unos maestros de la Ley que habían venido de Jerusalén decían: «Está poseído por Belzebú, jefe de los demonios, y con su ayuda expulsa a los demonios.»
Jesús les pidió que se acercaran y empezó a enseñarles por medio de ejemplos:
«¿Cómo puede Satanás echar a Satanás? Si una nación está con luchas internas, esa nación no podrá mantenerse en pie.
Y si una familia está con divisiones internas, esa familia no podrá subsistir.
De igual modo, si Satanás lucha contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, y pronto llegará su fin.
La verdad es que nadie puede entrar en la casa del Fuerte y arrebatarle sus cosas si no lo amarra primero; entonces podrá saquear su casa.
En verdad les digo: Se les perdonará todo a los hombres, ya sean pecados o blasfemias contra Dios, por muchos que sean.
En cambio el que calumnie al Espíritu Santo, no tendrá jamás perdón, pues se queda con un pecado que nunca lo dejará.»
domingo, 17 de enero de 2016
viernes, 15 de enero de 2016
martes, 12 de enero de 2016
Salmo 40. "¡Dios es grande!"
Esperaba, esperaba al Señor, él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor, me sacó de la fosa fatal del barro del pantano; puso mis pies sobre roca y aseguró mis pasos.
Puso en mi boca un cántico nuevo, de alabanza a nuestro Dios. Muchos al verlo temerán y pondrán su confianza en el Señor.
Feliz el hombre que cuenta con el Señor, que no escucha a los cínicos ni se pierde en sus mentiras.
¡Cuántas maravillas has hecho, Señor, mi Dios, cuántos proyectos en favor nuestro! Nadie se te puede comparar. Yo quisiera publicarlas y contarlas, pero son demasiado para enumerarlas.
No quisiste sacrificios ni ofrendas- lo dijiste y penetró en mis oídos- no pediste holocaustos ni víctimas.
Entonces dije: "Aquí estoy, de mi está escrito en el rollo del Libro.
He elegido, mi Dios, hacer tu voluntad, y tu Ley está en el fondo de mi ser".
Publiqué tu camino en la gran asamblea, no me callé, Señor, tú bien lo sabes.
No encerré tus decretos en el fondo de mi corazón: proclamé tu fidelidad y tu socorro. No oculté tu amor y tu verdad en la gran asamblea.
¡Tú, Señor, no me niegues tu ternura, que tu amor y tu verdad me guarden siempre!
Me rodean desgracias incontables, mis culpas recaen sobre mí y no hay salida, son más que los cabellos de mi cabeza y me falla el corazón.
Dígnate liberarme, Señor, Señor, ven pronto a socorrerme.
¡Queden avergonzados y humillados todos los que atentan contra mi vida; que retrocedan confundidos los que se alegran con mi desgracia!
Que se escondan de vergüenza los que dicen: "¡Esta vez lo pillamos!"
Pero que en ti se alegren y regocijen todos los que te buscan, y que repitan siempre: "¡Dios es grande!" los que desean tu salvación.
¡Piensa en mí, oh Dios, en mí que soy un pobre y desdichado! ¡No te demores, mi Dios, pues tú eres mi socorro y salvación!
domingo, 10 de enero de 2016
jueves, 7 de enero de 2016
lunes, 4 de enero de 2016
Salmo 72. Librará al mendigo que le clama, al pequeño, que de nadie tiene apoyo; él se apiada del débil y del pobre!
Oh Dios, comunica al rey tu juicio, y tu justicia a ese hijo de rey, para que juzgue a tu pueblo con justicia y a tus pobres en los juicios que reclaman.
Que montes y colinas traigan al pueblo la paz y la justicia.
Juzgará con justicia al bajo pueblo, salvará a los hijos de los pobres, pues al opresor aplastará.
Durará tanto tiempo como el sol, como la luna a lo largo de los siglos.
Bajará como la lluvia sobre el césped, como el chubasco que moja la tierra.
Florecerá en sus días la justicia, y una gran paz hasta el fin de las lunas.
Pues domina del uno al otro Mar, del Río hasta el confín de las tierras.
Ante él se arrodillará su adversario, y el polvo morderán sus enemigos.
Los reyes de Tarsis y de las islas le pagarán tributo; los reyes de Arabia y de Etiopía le harán llegar sus cuotas.
Ante él se postrarán todos los reyes, y le servirán todas las naciones.
Pues librará al mendigo que le clama, al pequeño, que de nadie tiene apoyo; él se apiada del débil y del pobre, él salvará la vida de los pobres; de la opresión violenta rescata su vida, y su sangre que es preciosa ante sus ojos.
Que él viva, que le den oro de Arabia, y que sin tregua rueguen por él; lo bendecirán el día entero.
¡Abundancia de trigo habrá en la tierra, que cubrirá la cima de los montes; que abunde en fruto como el Líbano, se multiplicarán como hierba de la tierra!
Que su nombre permanezca para siempre, y perdure por siempre bajo el sol. En él serán benditas todas las razas de la tierra, le desearán felicidad todas las naciones.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, pues sólo él hace maravillas.
Bendito sea por siempre su nombre de gloria, que su gloria llene la tierra entera. ¡Amén, amén!
Aquí terminan las plegarias de David, hijo de Jesé.
domingo, 3 de enero de 2016
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